martes, 15 de septiembre de 2009

La funesta carrera armamentista

Ramiro Andrade Terán

El País, Cali

Septiembre 15 de 2009

Los vendedores de armas -Rusia en particular- están de fiesta con Chávez, quien se ha convertido en comprador de sofisticado armamento que incluye aviones, fragatas, submarinos, tanques y fusiles. Pagado con el dinero de las ventas del petróleo, a un costo que asciende a cifras astronómicas y ha colocado al país vecino a la cabeza de la carrera armamentista en América Latina. El continente entró en esa etapa de armarse a un precio enorme, que ha tenido gran impacto en su economía; ha generado colosales deudas y provocado fatídica competencia entre casi todas las naciones del área, por llegar a los primeros puestos con su aparato militar. Mientras tanto, la situación social se deteriora más, el desempleo provoca inestabilidad y estimula la delincuencia y los gobiernos resisten a duras penas la marea del inconformismo, mientras ronda el fantasma del golpe de Estado.


El presidente Chávez es el pontífice de esa situación, que lleva a América Latina no sólo a la ruina, sino a la posibilidad real de un conflicto bélico entre sus pobres naciones, que comienzan a saturarse de armamentos.

En el caso de Colombia la situación tiene un componente de alta peligrosidad por dos factores: la vecindad de Chávez y el tratado con Estados Unidos para utilizar bases militares nacionales. El Presidente venezolano está feliz con su última adquisición: los cohetes rusos con alcance de 300 kilómetros, además de otro tipo de armamento que, según expertos, es de altísima eficacia. Fuera de esto hay que tener en cuenta el espíritu expansionista de Chávez y su antipatía por Colombia.


En cuanto al acuerdo con Estados Unidos para utilizar bases en nuestro territorio, la mayoría de países del área lo repudian y consideran que es una punta de lanza del poder norteamericano en la cabeza de América del Sur y sirve para el control de América Central. El Presidente del Brasil, en reciente declaración, pidió a Colombia una explicación clara y suficiente sobre el asunto. Sería deseable que así ocurriera y se despejara una situación que tiene tanta incidencia en la paz del continente.


El presidente Lula puede ser el amistoso gestor de una reunión con ese fin. Ya está claro que aspira a convertirse en líder continental y nada más útil para ese propósito que lograr que se despeje el horizonte entre naciones que deben mantenerse en paz y libres de la funesta carrera armamentista que hoy las azota.

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