domingo, 20 de septiembre de 2009

La historia cliométrica de Colombia

Por Adolfo Meisel Roca

El Espectador, Bogotá

Septiembre 19 de 2009

Desde finales de la década del 80 fue evidente que los historiadores colombianos habían perdido interés en el estudio de la historia económica del país.

Bajo el influjo de las nuevas corrientes del pensamiento francés, los temas culturales adquirieron una preponderancia indiscutida. Así mismo, las nuevas temáticas también tuvieron un impacto en las orientaciones de un tipo de historia social surgida en la India, que le ha dado un gran énfasis al estudio de los grupos subalternos (trabajadores, mujeres, los sectores excluidos y discriminados). También fueron claves las ideas de la historia social europea, muy concentrada en los casos de grupos y personas “sin historia”, la llamada microhistoria.

Por lo anterior, algunos historiadores económicos consideraron que desde fines de la década del ochenta se estaba produciendo una decadencia de los estudios de historia económica colombiana. Uno de los principales defensores de esa tesis fue Jesús Antonio Bejarano, quien en 1997 sostuvo esa posición en un artículo que género muchas polémicas.

Sin embargo, lo que se ha observado en la última década es una enorme vitalidad de la historiografía económica colombiana, pues se han abordado nuevos temas, se han encontrado fuentes inexploradas y se han utilizado perspectivas teóricas nuevas. Por ejemplo, en su tesis doctoral María Teresa Ramírez calculó la tasa de retorno a la inversión en ferrocarriles, desvirtuando muchos mitos al respecto, como la idea que se tenía de que durante la década del veinte se habían despilfarrado completamente los recursos que se usaron para construir vías de comunicación.

Son múltiples las razones por las cuales se ha avanzado tanto en el campo de la historia económica en Colombia en la última década. Una de las principales es que al haber perdido influencia ideológica el marxismo, pudo llegar, aunque tardíamente, la cliometría. Por cliometría se entiende el estudio de la historia económica haciendo uso de la teoría económica y de los métodos estadísticos conocidos como econometría.

La otra razón por la cual se han renovado las investigaciones de historia económica colombiana es que se ha dado una influencia muy benéfica de los métodos del nuevo institucionalismo, cuyo pionero fue Douglass North. La tesis central del nuevo institucionalismo es que en el largo plazo la prosperidad o pobreza de las naciones depende de la calidad de sus instituciones, entendidas éstas como las reglas de juego. Tanto por sus aportes teóricos, como por sus trabajos empíricos, no siempre convincentes, uno de los grupos más influyentes en la aplicación de las ideas del nuevo institucionalismo a la historia económica es el de Daron Acemoglu, James Robinson y Simon Johnson.

Finalmente, quisiera señalar que en los últimos años se ha avanzado mucho en aspectos de nuestra historia económica como los transportes, la historia monetaria, fiscal, regional, agrícola y ganadera, industrial, demográfica, entre otros. La creación hace un par años de la Asociación Colombiana de Historia Económica, que preside Salomón Kalmanovitz, corrobora que no todo tiempo pasado fue mejor.

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