domingo, 6 de septiembre de 2009

La ONU y el desastre climático

Editorial

Vanguardia Liberal, Bucaramnga

Septiembre 5 de 2009

Con la participación de cerca de 1500 delegados y científicos de 155 países, desde el pasado lunes se celebra en Ginebra (Suiza) la Conferencia Internacional sobre Adaptación al Cambio Climático, evento de carácter técnico que ha sido promovido por la Organización Metereológica Mundial (OMM), para que junto a la cumbre de líderes que se realizará en Nueva York el próximo 22 de septiembre, sirvan como umbral y cimiento de las negociaciones que se llevarán a cabo en el próximo mes de diciembre en Copenhague, en las que con auspicios de la ONU, se redactará y suscribirá un tratado para combatir el inminente desastre climático. Fuera del contenido de dicho tratado internacional, en estos coloquios se espera crear la red mundial de servicios climáticos para que los diversos países puedan contar con oportunas informaciones y predicciones metereológicas y así tomen más atinadas decisiones sobre asuntos de crucial importancia como son los fenómenos atmosféricos y el clima, las sequías y períodos de lluvias y su producción agrícola sufra menos el rigor del tiempo.

Es sabido que el siglo XXI será teatro de profundos y críticos cambios en el clima y en el nivel de los mares como consecuencia del veloz deshielo de los glaciales del Ártico y de la Antártida, obra de las emisiones de gases de efecto invernadero que provienen principalmente de la quema de combustibles fósiles, augurándose que en pocas décadas importantes archipiélagos, deltas y populosas ciudades y regiones pueden, por lo menos parcialmente, desaparecer inundadas por las aguas. Y así como hay certeza de ello, también la hay de lo difícil que será la toma de decisiones por la puja de intereses económicos de los países que más provocan tal tipo de desorden del planeta, obra de la tecnología de producción industrial que tienen en uso, razón por la que se augura que si bien el problema es angustioso y la causa es justa, el camino a recorrer para llegar a frenar, por lo menos parcialmente el desastre que se avecina, será tortuoso, pese al radical cambio que al respecto ha tenido la posición del gobierno de E.U. desde cuando asumió el mando Barack Obama.

Pero si bien lo expresado es una verdad de a puño, también lo es que en todo el orbe crece día a día el número de personas que han tomado conciencia de que el mundo ha implementado en los últimos siglos un modelo de desarrollo industrial y urbano que atenta contra la supervivencia del hombre y que el imperativo categórico es combatir el cambio climático y todo lo que lo provoca pues de lo contrario el planeta se verá irremediablemente abocado a un terrible desastre económico.

Colombia tiene la obligación de tomar partido en tan crucial asunto en forma más decidida, con medidas verdaderamente eficaces, pues aquí nos asustamos sobre lo que vendrá, pero poco hacemos para evitarlo.

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