lunes, 21 de septiembre de 2009

La renuncia a la defensa antimisiles no es una cesión a Rusia

Por Víctor Litovkin

Nezavísimaya Gazeta, Moscú

Septiembre 21 de 2009

Barack Obama simplemente ha ahorrado a su país muchísimo dinero.

El lema y comentarios de muchas publicaciones, especialmente occidentales, es que Obama ha hecho una concesión muy importante a Rusia y que ahora el Kremlin debe pagarle con la misma moneda. Por ejemplo, presionar a Teherán para que abandone su programa de creación de armas nucleares o renunciar a los contratos para suministrarles sistemas antiaéreos S-300PMU-1.

Pero la verdad es que nadie habla de quién nos compensaría por la pérdida de estos contratos millonarios o cómo debería Moscú presionar a Irán. La práctica demuestra que los dirigentes iraníes no se someten a ninguna presión y tampoco nadie ha demostrado que los persas están fabricando armas nucleares.

EE.UU no ha hecho ningún regalo a Rusia y ni mucho menos ninguna concesión. En realidad, la Administración estadounidense ha comprendido que diez misiles antimisil en Polonia no pueden jugar un papel real en la defensa de Europa y EE.UU contra unos inexistentes misiles iraníes. Y no sólo porque Teherán no ha sabido hacer (y aún pasará mucho tiempo hasta que aprenda) misiles capaces de llegar a Europa o EE.UU, sino porque la efectividad de los misiles antimisil GBI (Ground-Based Interceptor) es extremadamente baja. De las doce pruebas efectuadas por el Pentágono, seis resultaron ser un estrepitoso fracaso. Y los aciertos lo fueron porque en las ojivas se instalaron intermitentes. Pero ni siquiera esto es lo principal.

Es prácticamente imposible interceptar la trayectoria de misiles que se dividen en varias ojivas autodirigidas que van directamente al objetivo en medio de una nube de imitadores. Es extremadamente difícil diferenciar las ojivas de verdad de las de mentira. Sólo puede hacerse mediante una explosión nuclear. Y, por el momento, EE.UU no está preparado para ello. Y si no está preparado para ello, ¿por qué gastar un dinero que en el momento y lugar necesarios no dará el efecto esperado? Los estadounidenses ya se han gastado 50.000 millones de dólares y todavía haría falta un mínimo de 60.000. Con estos precios y con la crisis financiera de fondo, gastar el dinero en objetivos propagandísticos efímeros es, por decirlo suavemente, no del todo razonable.

(Traducción: Pedro Clavijo).

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