Por Alfonso Monsalve Solórzano
El Mundo, Medellín
Septiembre 6 de 2009
El cansancio que las actitudes de Chávez producen, ya se refleja en los pronunciamientos de países y líderes importantes de izquierda en el vecindario. Por ejemplo, el congreso y el presidente brasileños criticaron la forma como el régimen bolivariano asalta a los medios de comunicación e intenta homogenizar la opinión, borrando, mediante el proceso de criminalización de la disidencia. Lula dijo que él nunca haría eso, porque, precisamente, se había abierto espacio político desde la oposición luchando por tener resonancia en esos medios.
Un problema adicional y no menos grave con el mandatario venezolano es que los denuestos y malos tratos van acompañados de medidas intolerables de presión económica para golpear de manera ilegítima y desleal a la economía colombiana. Este tipo de prácticas está claramente condenado en el derecho internacional, pues es una forma de agresión, que en este caso raya los límites de la guerra económica. Un país puede comprar a quien quiera, pero una vez establecidos los intercambios comerciales, estos deben regirse por las reglas estipuladas mutuamente, las cuales no pueden ser cambiadas a voluntad de una de las partes, y mucho menos, para ahogar al otro. Para esos existen los tratados, los tribunales y las formas consensuadas de resolver las diferencias.
En
Si esa hipótesis es cierta, el mismo ejemplo cubano nos da la respuesta. No sólo no hubo cambio de orientación en el régimen, sino que éste se afianzó al reforzar el tejido de orgullo nacional que rechazaba tal agresión. Igual ocurrirá en Colombia. La gente del común ya sale a las calles a protestar abiertamente contra Chávez. Los empresarios colombianos, a quienes ya no sólo se les cierran los mercados sino que ni siquiera se les paga lo que han vendido, le piden al gobierno colombiano que haga lo que tenga que hacer, aun contra sus propios intereses inmediatos. Y, qué dirán de los empresarios allí instalados, que han contribuido a crear el sector real de la economía de ese país distinta al petróleo, se les amenaza con confiscarles sus empresas tildándolos de mafiosos narcotraficantes.
Lo único que logrará Chávez es afianzar la unidad nacional en torno a la defensa de la democracia y la libertad. Cada vez le será más difícil convertir en realidad su estrategia de reconstruir
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