Editorial
El Mundo, Medellín
Septiembre 13 de 2009
A propósito, su papel en Libia fue bastante demostrativo de lo que sueña hacer en su país, si la oposición no levanta cabeza. Invitado especial a la celebración de los 40 años del régimen totalitario de Muammar Kadafi, dijo que Jesús y Mahoma fueron “verdaderos luchadores socialistas”, y que el gobierno que preside su anfitrión es un “ejemplo a seguir por los países africanos y latinoamericanos en sus procesos emancipadores”.
Critica Sanmartín la chorrera de acuerdos suscritos en la gira, “algunos sólo de utilería, otros inejecutables (como proveer de gasolina a Irán o de maíz y arroz a Siria)” y advierte, como motivo de reflexión para los venezolanos, que más allá de las compras de armas, los discursos exultantes e irreflexivos de su gobernante y sus insultos contra el Imperio y sus aliados “queda el resquemor, la desconfianza y enemistades por los agravios proferidos, y más fuerte que las carantoñas y aplausos cosechados será el aislamiento del país… De hecho, comenzaron las advertencias en ese sentido. Son de distinto tenor y provienen de diferentes países. Son preocupantes y de consecuencias impredecibles”.
No explica el comentarista el origen de tales advertencias, pero muy seguramente no provendrán de Colombia –cuyo bajo perfil diplomático tanto hemos criticado– a pesar de ser foco de sus permanentes ataques y agravios a nuestras instituciones y de que su frenética carrera armamentista nos incumbe, incluso en mucho mayor grado que la del Brasil, a la que nos referimos en nuestro editorial de ayer. En Madrid alardeó de que Venezuela tiene una de las mayores reservas de petróleo y gas del mundo y de que “es un país con una ubicación geográfica envidiable para las potencias mundiales, sobre todo Estados Unidos. Entonces tenemos derecho a defendernos”. Negó –contra toda evidencia, como la intervención tan denunciada en Honduras, por ejemplo– que tuviera planes expansionistas: “El expansionista y guerrerista es Estados Unidos. Como incrementamos la economía, incrementamos la defensa. No hacemos planes contra nadie, son planes de defensa”.
En su visita a España, el presidente Rodríguez Zapatero se ofreció – incluso oficializándolo mediante comunicado – para mediar en su diferendo con Colombia y para propiciar el diálogo con el presidente Uribe, pero Chávez, en una actitud irrespetuosa, ni siquiera respondió el ofrecimiento ni emitió comentario alguno. En cambio, sí regresó a Caracas, chicaneando con sus nuevos “juguetes bélicos” en un discurso improvisado ante una multitud de sus partidarios: “Pronto empezarán a llegar unos coheticos. Unos coheticos que tú los pones aquí (...) ¿Tú sabes a cuánto llegan? Trecientos kilómetros de alcance y no fallan”. ¿A quién pretende asustar con eso? ¡No va a ser a
Colombia ha sido respetuosa de la soberanía y de los fueros nacionales de sus vecinos para hacer lo que quieran con su riqueza. Allá ellos si prefieren gastarla en armas que en alimento y empleo para su pueblo. Pero esos “coheticos”, desde cualquier lugar de Venezuela que se disparen, van a caer en Colombia. Nos dirán que también pueden caer en Brasil o en
Si a esa amenaza le agregamos su mendaz afirmación –en entrevista con El País, de España– de que ningún país de América, salvo Colombia y EEUU, considera terroristas a las Farc y que fue Bush el que “llegó y los puso en una lista de terroristas. Yo mismo estoy en esa lista de Bush. Espero que no en la de Obama. Las Farc no son terroristas, es una fuerza insurgente”, ya podemos saber a qué atenernos. ¿Despertará al fin nuestra Cancillería?
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