Blog Debate Nacional, París
2 de septiembre de 2009
No hay que pasar muy rápido la hoja del encuentro de Unasur en Bariloche. Mucho se escribió y dijo al respecto, pero el tema no ha sido agotado. El gran vencedor de esa cumbre de presidentes fue Álvaro Uribe. Sólo unos cuantos sectarios se niegan a admitirlo. El acuerdo de cooperación militar con Estados Unidos no fue condenado. Ese era el punto central del evento y sus enemigos más tenaces no lograron lo que querían. El mandatario colombiano no fue crucificado por sus adversarios. Por el contrario, la banda de los tres (Chávez, Correa y Morales) no impuso su ley y hasta terminó dividida. Desde esa tribuna, Uribe denunció ante el mundo el imperialismo chavista, sus amenazas militares contra Colombia y criticó la apología que hace Caracas del criminal abatido Raúl Reyes. La declaración final de Unasur reafirmó el principio de fortalecer la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. Esa frase apunta directo contra las Farc aunque esa sigla no aparece en la declaración.
Esa cumbre mostró, al mismo tiempo, la poca utilidad de Unasur. El intervencionismo chavista contra Colombia y contra otros países fue evocado por Uribe pero no fue tratado por el colectivo. Ese fenómeno continuará y se agravará y Unasur no hará nada para frenarlo. Igual sobre la destrucción deliberada de la economía colombiana y venezolana que está haciendo Chávez al sabotear el comercio bilateral. Unasur es impotente pues el mal viene desde dentro. Los de Venezuela, Ecuador y Bolivia, no son gobiernos normales. Son gobiernos revolucionarios, o que se creen revolucionarios. Ante los métodos diplomáticos ellos prefieren las vías de hecho. El principio de la autodeterminación de los pueblos les vale un pepino. Cada elección en el continente es vista por la banda como una brecha en el campo enemigo. Su primera reacción es instintiva y subversiva: enviar valijas de dólares, agitadores, agentes de influencia, especialistas en “movilización de masas” para desbordar a los partidos, sacar de la nada organismos cipayos e imponer en las urnas un candidato de bolsillo. Unasur no hará nada contra eso pues hace parte de los mecanismos de esa subversión.
Bariloche permitió ver otra cosa: el extraño papel de Lula en los asuntos del continente. En esa reunión, Lula apareció como la eminencia gris que guía los pasos del presidente Chávez y de su combo. El logra frenarlo en unos momentos, pero le suelta la cuerda cuando es necesario. Hay como una muy sofisticada hipocresía de Lula en sus relaciones con el continente. Sonrisas y abrazos en las instancias diplomáticas, sobre todo en Washington y en el G-8 y en otros foros mundialistas y orientaciones duras y anticapitalistas en los cónclaves privados y secretos del Foro de Sao Paulo, especie de nueva Kominform para la dominación del continente, que había precisamente clausurado una reunión en México[i] cinco días antes de que comenzara la de Bariloche.
Lula impidió que Unasur, organismo artificial y sectario, estallara en Bariloche. Una condena de los acuerdos Bogotá-Washington habría obligado al presidente colombiano a abandonar la reunión, a dejarlos solos con su rabia y sus lunáticas resoluciones. Lula no fue tan lejos pues teme que otros poderes, entre esos Washington, le apliquen la recíproca y se pongan a escudriñar la pequeña cocina de los enormes acuerdos militares entre Brasil y Francia. Y que la curiosidad se desborde sobre los acuerdos militares que Moscú y Caracas guardan bajo siete llaves.
Los medios de comunicación, sobre todo la televisión, la radio y prensa escrita, jugaron un papel muy positivo. Gracias a ellos el encuentro fue casi transparente. Lula estaba molesto por la transmisión en directo del evento y la prensa argentina se dio cuenta y lo dijo. Uribe había exigido ese directo y lo consiguió. Eso paralizó a Chávez, quien no se atrevió a enfrascarse en una disputa en directo con Uribe pues hace rato descubrió que éste sabe cómo responderle. Ese directo le permitió al presidente peruano Alan García lanzar una sabrosa pica contra el jefe de la “revolución bolivariana” que la prensa internacional retomó con delicia. Todo el mundo vio el odio con el que se expresa Rafael Correa.
¿Colombia debe continuar en el juego de Unasur? Yo no lo creo. A menos de que ese organismo se abra a todos los países del continente, seguir allí es darle palancas a la tentación hegemonista de los Lula y Chávez.
[i] Según la agencia castrista Prensa latina, a esa reunión “asistieron 520 delegados de 32 países, fundamentalmente de América Latina y estuvieron representados 62 partidos políticos y movimientos de la izquierda continental”. Creado hace 19 años, el Foro de Sao Paulo tiene un objetivo: “desbaratar el modelo neoliberal”, según declaró a PL un anónimo activista mexicano. Las dos próximas reuniones serán en Sao Paulo, en noviembre de 2009, y en Buenos Aires, en 2010.
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