El Editorial
Espectador, Bogotá
Septiembre 16 de 2009
A la fecha, 3.194 profesionales se han beneficiado de los créditos-beca y han estudiado o están estudiando en universidades de 28 países.
No se equivocan los donantes, y menos aún quienes dirigen las labores de recolección, en considerar que esta es una excelente inversión a largo plazo. Países de la región como Chile le han apostado a la promoción de la educación superior y los resultados, en diferentes campos, son por todos reconocidos.
Comparativamente, sin embargo, el rezago en Colombia es de enormes proporciones. Para 2009, Chile cuenta con un fondo de dinero que le permitirá proveer cerca de 3.000 becas de formación en universidades extranjeras. Y ya para 2012 se habla de 7.000. Brasil, con el que la comparación se hace difícil, tiene 60 personas con doctorado por cada 100.000 habitantes; Argentina está en los 39 por cada 100.000 habitantes; y Colombia, en donde la formación de doctores inició en los años 80, no pasa de los 11.
Con todo, no hay que olvidar que no hace mucho que Colciencias lanzó su programa Generación del Bicentenario con el que pretende, en una década, fomentar la formación de 3.000 doctores. A estos esfuerzos gubernamentales, nada desdeñables, se agrega ahora esta iniciativa desde la sociedad civil y con el apoyo de la empresa privada. Aquella fundación que naciera en 1991 por iniciativa de la entonces primera dama del país, Ana Milena Muñoz de Gaviria, con un capital semilla inferior a los 13 millones de dólares, se erige hoy como una de las más innovadoras en el campo del fomento de la educación colombiana.
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