martes, 8 de septiembre de 2009

Respaldemos a los empresarios

Por Hernán González Rodríguez

El Colombiano, Medellín

Septiembre 8 de 2009

En un país poco desvelado por la suerte de sus empresarios, y en especial la de sus exportadores, merecen el respaldo nacional las declaraciones de Luis Carlos Villegas, presidente del Consejo Gremial Nacional, quien afirmó refiriéndose a los problemas políticos y económicos con Venezuela, que "hay intereses nacionales que están por encima de los particulares". Y la de Ronald Bakalarz, vocero de los exportadores, quien afirmó que "No tenemos nada en común con el gobierno dictatorial de Chávez". "Ya es suficiente, deseamos comerciar pero no a cualquier precio".

Al iniciarse el gobierno del presidente Uribe en 2002, exportaba Colombia unos 12.000 millones de dólares. En 2008 casi logramos exportar $38.000 millones. Ojalá lográramos exportar en 2009 unos 32.000 millones de dólares.

Una predicción a la ligera de nuestras exportaciones por cabeza durante el 2009 nos colocará por los lados de los 700 dólares. Países existen como Singapur que se aproximará a los 48.000 dólares por cabeza. Chile se acercará a los 2.500 dólares y Costa Rica a los 1.800. Es decir, aun cuando hemos avanzado mucho en relación con nosotros mismos, todavía nos falta demasiado por lograr al compararnos con otros.

El problema grave de nuestras exportaciones estriba en que más del 55 por ciento de ellas se ha concentrado en tres países, Estados Unidos, Venezuela y Ecuador. El riesgo de esto es evidente porque así como Hitler les atribuía a los judíos todos sus fracasos, Chávez pisotea continuamente a los colombianos para elevar su maltrecha popularidad. Gobierne quien gobierne a Colombia, siempre encontrará pretextos para cortar relaciones con nosotros.

Ante estas perspectivas reales, al país no le queda otra salida diferente a la de abrir nuevos mercados, para lo cual deben tanto el Gobierno como las autoridades monetarias apoyar a sus empresarios con una tasa flotante, sí, pero ligeramente devaluada, para protegerles a la par sus mercados domésticos y facilitarles las nuevas aperturas.

Olvidémonos del cuento de quienes insisten en que la defensa y la apertura solicitadas, deben realizarla los empresarios con base solamente en una mayor eficiencia en sus procesos productivos. Quien haya laborado en una industria sabe perfectamente la dificultad para mejorar los costos de producción en un 10 por ciento eliminando puestos de trabajo por medio de la automatización, reduciendo los desperdicios o con base en menores gastos generales.

En lugar de la retórica del párrafo anterior consideremos la realidad de la devaluación o depreciación de las monedas. China, por ejemplo, presenta una devaluación del 48 por ciento según el índice del Big Mac con relación al dólar estadounidense, el llamado estándar de la hamburguesa. En estos términos nadie compite a base de eficiencias en la producción.

Dicho índice se calcula así: Una hamburguesa en China cuesta 12.50 yuanes, los cuales convertidos a la tasa de cambio de 6.84 yuanes por un dólar equivalen a 1.83 dólares. Como sucede que una hamburguesa exactamente igual a la china cuesta en los Estados Unidos 3.54 dólares, pues la escandalosa devaluación del 48 por ciento proviene de (3.54-1.83)/3.54. El mismo ejercicio es válido para comparar, por ejemplo, el peso colombiano con cualquier otra moneda.

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