El País, Cali
Septiembre 21 de 2009
Un año después de iniciada la crisis económica mundial más grave de los últimos 50 años, y sin que aún pueda decirse que fue superada, se reúne en Pittsburg, Estados Unidos, el G20, grupo conformado por los países más influyentes del planeta.
El tema a tratar no podía ser más importante: qué hacer para recuperarse de la crisis financiera global. Y una consecuencia de esa crisis: el desempleo en el mundo. Según datos conocidos en los días previos, a finales del año podría llegarse a la increíble cifra de 214 millones de personas en edad de trabajar que no han podido conseguir empleo, o que lo han perdido. De allí que uno de los puntos centrales de la agenda es cómo salvar a once millones de puestos de trabajo que están en peligro, hacia finales del 2009.
De acuerdo con el Presidente de los Estados Unidos, aunque “hemos detenido la caída económica”, refiriéndose al mundo desarrollado, “hay mucho trabajo por hacer para fortalecer los mecanismos de regulación de los mercados financieros mundiales”. De acuerdo con él, tres son los asuntos principales a tratar: cómo salvaguardar el sistema financiero internacional; cómo rellenar los vacíos en la regulación financiera que, en buena parte, causaron la crisis global; y qué medidas tomar para que esta tragedia mundial no se repita.
Y para advertir que es muy pronto para cantar victoria, Barack Obama ligó la salida de la crisis a la situación de desempleo, al señalar que sólo se podrá dar por finalizada cuando “tengamos una economía que produzca buenas fuentes de empleo para los que buscan trabajo”. Esto significa que los miembros del G20 tendrán una tarea doble: tomar medidas para evitar la especulación en los mercados financieros y traducir la incipiente reactivación económica en la creación de nuevos puestos de trabajo, al tiempo que se recuperan los que se han perdido.
Al respecto se ha sugerido la creación de una Agencia de Protección al Consumidor Financiero, para evitar abusos conocidos como confusos contratos de préstamo, tarifas ocultas en los sistemas hipotecarios y multas financieras, sin previo aviso. En términos generales, esto significa que la desconfianza pública en el sistema financiero continúa vigente y que recuperarla es una condición necesaria para impulsar la salida de la crisis. Pero también se requiere que los estados adopten medidas para poner en cintura a los especuladores del mundo de las finanzas, los principales causantes de la tragedia.
Con esta agenda, la reunión del G20 promete estar agitada, pues no todos los países ven de la misma manera el camino para salir de la crisis, aunque todos coinciden en que el tema más importante es cómo combatir el desempleo.
Ya que los temas interesan a todos los habitantes del planeta, es de esperar que la reunión en Pittsburg llegue a acuerdos concretos, evitando las generalidades o las cartas de intención que poco se cumplen, como es usual en este tipo de reuniones. El mundo aguarda de los gobiernos soluciones al daño causado por la irresponsabilidad de los grandes conglomerados financieros y la ambición de sus directivos.
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