lunes, 7 de septiembre de 2009

Rostro compungido

Por Eduardo Pizarro Leongómez

El Tiempo, Bogotá

Setiembre 7 de 2009

El viernes pasado, tras las marchas organizadas por un grupo de jóvenes (no por el Imperio y la CIA, como dijo Chávez) mediante Facebook y Twitter, el embajador de Venezuela, Gustavo Márquez Marín, con el rostro compungido, les dijo a los medios que era doloroso ver cómo atacaban al líder de su nación y cómo, mediante estas manifestaciones, se podía agudizar el odio entre ambas naciones.

Con Venezuela tengo afectos antiguos y profundos. Con presencia del presidente Ramón J. Velásquez, en noviembre de 1992, creamos en la Universidad Central de Venezuela la Cátedra Colombia y, poco después, en febrero de 1993 y con presencia de la canciller, Noemí Sanín, la Cátedra Venezuela, en la Universidad Nacional de Colombia. Fruto de estas dos cátedras de la hermandad y el afecto nació el Grupo Académico Binacional Colombia-Venezuela. Un grano de arena, sin duda, pero que evidencia mi afecto por su país, Señor Embajador.

Por eso me duele la distancia entre Caracas y Bogotá e, igualmente, me duele el trato de su gobierno hacia Colombia y los colombianos. Ud. afirma, Señor Embajador, que le molestaron los ataques a su líder durante las marchas. ¿Le parece, entonces, sano que el presidente Hugo Chávez trate al gobierno de mi país en los términos que utiliza? Le ruego que observe y escuche por YouTube el video titulado 'Chávez insulta nuevamente a Uribe' (2 de febrero de 2003), en el cual afirma que "el presidente Uribe es un criminal", oligarca, imperialista, lacayo, mentiroso, mafioso, etc. ¿Le parecen calificativos para construir un relación sana entre pueblos hermanos?

Me duelen las constantes amenazas de su gobierno de matar colombianos. ¿Cómo interpretar de otra manera las amenazas de prender los aviones Sukhoi y los tanques para agredir a mi país? ¿Le pareció muy amistoso, Señor Embajador, el envío de 10 batallones a la frontera común?

Me molesta el trato al comercio binacional. Miles de colombianos han perdido sus puestos de trabajo y caído en la miseria por esta actitud agresiva. La frontera binacional se debate en la incertidumbre económica por causa de estas decisiones arbitrarias.

Me molesta la decisión del presidente Hugo Chávez de "cero comercio". La situación socioeconómica de las clases menos favorecidas de Venezuela es difícil, tanto como en Colombia. Pero, trasladar productos de consumo desde Argentina a su país, debido a los costos de los fletes, va a doblar su precio para el consumidor venezolano o va a obligar a Venezuela a subsidiar estos productos para venderlos al mismo precio. ¿Tiene sentido un sacrificio económico de estas dimensiones? Hoy, Caracas, según la prestigiosa revista Foreign Policy ('The List: Murder Capitals of the World', septiembre de 2008), que dirige su compatriota Moisés Naim, es la ciudad más violenta del mundo con 130 homicidios por cada cien mil habitantes, superando a Ciudad del Cabo, Nueva Orleans, Moscú y Port Moresly (Papua Nueva Guinea). ¿Tiene sentido agravar aun más las condiciones de vida de los venezolanos, ahondando los costos comerciales?

Señor Embajador: ¿estaban las dos funcionarias diplomáticas de su país, Alicia Dávila y Ligzabeth Lozano, haciendo proselitismo político en el salón comunal del barrio Policarpa Salavarrieta con su autorización? ¿Estaba el sargento Pedro José Carreño, de
la Fuerza Aérea de su país, tomando fotos y videos de las marchas del viernes pasado -seguramente para detectar ciudadanos venezolanos opositores- con su autorización?

Señor Embajador: debo ser sincero. En vez de afirmar, con el rostro compungido, que las marchas eran una agresión a su líder y un mecanismo para ahondar odios, Ud. debe trabajar para que su gobierno respete a Colombia y a los colombianos. Estamos fatigados con la hostilidad del gobierno de su país. Dos naciones hermanas deben construir escenarios de diálogo basados en el respeto mutuo. Los colombianos jamás hemos agredido a Venezuela y jamás lo haremos. Se lo aseguro.

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