lunes, 21 de septiembre de 2009

Sin armas contra el armamentismo

Editorial

La Patria, Manizales

Septiembre 20 de 2009


Unasur se dedicó a mirar el asunto de los gringos en bases de Colombia, pero no ha sido capaz de abordar la carrera armamentista en la región, como si lo de Venezuela, Brasil o Chile no importara.


Un asunto preocupante y complejo de analizar en estos días de pulsos y diferencias entre naciones latinoamericanas tiene que ver con la carrera armamentista en la que han incurrido algunos gobiernos del área.

En medio de ese loco frenesí se ha identificado que unos lo hacen con la intención exclusiva de enfrentar amenazas internas que trascienden sus fronteras, caso de Colombia; otros para renovar su capacidad militar sin planes de agresión, como Brasil, Chile y Ecuador, y algunos para prepararse contra una supuesta invasión o ataque externo, pero además con la amenaza de expandir en el sur del continente una doctrina inspirada en el socialismo bolivariano, que es el ejemplo de Venezuela.


No habría preocupaciones si no fuera porque se está excediendo en la capacidad del gasto de los países comprometidos, todos ellos con imperiosas necesidades para solucionar problemas sociales como el aumento del hambre y de la pobreza, el crecimiento de los niveles de delincuencia urbana y la pérdida de espacios y de calidad en la educación.


A pesar de obvias realidades que no se pueden ocultar y sobre las que hay conciencia de que sólo es posible combatirlas con una buena capacidad bélica, como por ejemplo las luchas antidrogas y contra el terrorismo subversivo, que es lo que por años ha hecho nuestro país, llama la atención la paranoia del Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de desbordar la capacidad presupuestal de su nación al comprar sofisticadas armas con intenciones poco claras.


Y si no se entiende para qué el mandatario venezolano compra tanques, misiles, 500 helicópteros, fusiles y aviones de guerra de última tecnología, sí que generan alarma internacional sus declaraciones cuando sostiene que utilizará energía nuclear "con fines pacíficos" tras convenios adelantados con Irán.

Para disfrazar sus alocadas argumentaciones Chávez dice que su estrategia es de prevención para enfrentar una supuesta invasión de Estados Unidos para apoderarse del petróleo de su país. Todo cuando hay en la potencia del norte un nuevo clima más pacífico y amigo de la diplomacia después de la llegada de Obama al poder.


Con los antecedentes de Chávez, sus claros propósitos expansionistas y la forma tan impertinente como alardea de su nuevo poderío militar, resulta francamente preocupante que cualquier incidente menor en la frontera, algo muy probable por la presencia allí de guerrilleros colombianos que están siendo combatidos, pueda degenerar en una reacción desproporcionada del ex coronel, con devastadoras consecuencias.

¿Por qué Brasil sale también a comprarle costosos armamentos a Francia? El tema parece más de vanidad, de mostrarse como el fuerte de la región que es, antes que ser una amenaza real. Y lo hace en el momento en que Venezuela se rearma de manera desenfrenada. Así el presidente Luiz Inácio Lula, quien ha dejado ver sus diferencias con actitudes de Chávez, transmite que la revolución bolivariana no es con esa nación y que no está dispuesto a que su vecino pequeño, pero envalentonado por el petróleo, esté por encima de la potencia brasileña que también tiene oro negro, pero sobre todo tierra, aire, tecnología y población.

Lo curioso de este asunto es que Unasur que se creó como intención de diálogo, de integración y firma de convenios de desarrollo, todo bajo el respeto y la no intromisión, no haya sido capaz de abordar el tema de la carrera armamentista y se dedicó sólo a mirar el asunto de los gringos en bases de Colombia, como si lo de Venezuela, Brasil o Chile no importara. Que se hable de todo y si no es así que sea entonces tema de la OEA y de la ONU, pero que se pare esta peligrosa actividad belicista.

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