Jaime Alzate Palacio
Septiembre 19 de 2009
La amnesia de una buena parte de la gente de este país produce, además de lástima, un sentimiento de repudio mezclado con ganas de darles en la mula a quienes no sólo padecen esta enfermedad, sino que son tan descarados que se atreven a seguir insultando a un gobierno que nos salvó de tener al boquisuelto de Chávez como primer mandatario de Colombia en la sombra.
Este prólogo se debe a que, como acaba de terminar la reunión del embeleco inútil llamado Unasur, hijo bastardo del venezolano, y apadrinado nada menos que por Correa y el tal Evon se trató, como ya es costumbre, de volver a hacerle una encerrona a nuestro país, moviéndose en forma rastrera para que los países de Suramérica condenaran el tratado absolutamente normal que estamos a punto de firmar con los gringos para reforzar nuestra lucha contra el narcotráfico.
Pero, como ya es bien sabido, haciendo callar a aquellos que están con la boca abierta recibiendo los sobrados de su mesa de Epulón, tampoco se vio por ningún lado el apoyo que por su propio bien deberían habernos dado los vecinos, que hasta el momento no han entrado en la maléfica ola socialista del grupo de los tres chiflados, ni pesa sobre ellos la peor amenaza del mundo como es el narcoterrorismo que tanto nos ha azotado.
Comprendo perfectamente que desde principios de la civilización siempre han existido las alianzas por conveniencia para defenderse de enemigos comunes. En nuestro caso estamos muy comprometidos con organismos como
Colombia va tener que tomar una decisión sobre su continuidad en una organización que ni siquiera tiene todavía un marco legal, y poner condiciones muy bien cimentadas para evitar que esto siga siendo una farsa, como la que hasta el momento hemos tenido que aguantarnos. Cuando las cosas se hacen por el camino recto y honesto funcionan bien, pero cuando lo que se quiere es mangonear y armarse hasta los dientes para después en una forma demencial y grotesca estar amenazando a los vecinos, aún tomando serios riesgos, es mejor no seguir dando papaya.
Y de paso, ¿qué diablos sucede con los gringos? ¿Es que nos van a dejar esta batalla a nosotros solos? ¿Qué pasa con el TLC que tanto nos podría ayudar en estos momentos en que en forma arbitraria nos están cerrando los mercados? ¿Se les olvida que si Colombia pierde esta confrontación tan peligrosa se van aquedar sin un solo amigo en América Latina?
Tiene el presidente Uribe otro difícil reto por delante, pero él es un hombre acostumbrado a dar grandes batallas y con la ayuda de los países conscientes, que afortunadamente todavía hay muchos, saldremos airosos de las groserías del demente dictador, aunque sea un asunto duro de roer.
P.D.: Al que le caiga el guante… “Lo peor es un enemigo estúpido. Un enemigo inteligente no deja de tenernos respeto y por ello combatirá siempre con altura contra nosotros”.
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