miércoles, 16 de septiembre de 2009

Un loco anda suelto

Por Alberto José Holguín

El País, Cali

Septiembre 16 de 2009

Cuando en los pueblos se dice que un loco anda suelto todo el mundo corre a esconderse. Pero cuando el loco anda suelto por el mundo y en razón de su investidura tiene acceso a los más importantes escenarios, las cosas se complican. Es el caso de Hugo Chávez, que de ser un personaje folclórico y gracioso se ha convertido en un loco, pues tiene todas las características de la definición que, según la Academia de la Lengua, es una “persona de poco juicio, disparatada e imprudente”.


Convencido de que el Creador es su aliado, dijo un día que su “Socialismo es creación, no copia, por lo que el ‘Socialismo Siglo XXI’ es algo que se está creando, siguiendo a Cristo que fue uno de los más grandes socialistas de la humanidad”. Y, obsesionado con la idea de ser casi la reencarnación del Libertador, lanzó su ‘Revolución Bolivariana’ no sólo en su patria sino en toda Latinoamérica, que según él debe unirse con el único objetivo de acabar con el “imperio norteamericano”. De ahí su deseo de inmiscuirse en los asuntos de otros países, como lo demostró entronizando a Evo y a Correa en Bolivia y Ecuador, proyecto que no le funcionó en México y Perú, donde sus protegidos, Andrés López Obrador y Ollanta Humala fueron derrotados por Felipe Calderón y Alan García. Al fracasar su plan de ser el principal protagonista de la liberación de secuestrados en Colombia, desarrolló por Álvaro Uribe un odio enfermizo, pues no se puede llamar de otra manera el haber calificado a nuestro presidente como “indigno, paramilitar, peón del imperio norteamericano, cobarde, mentiroso, cizañero y jefe tan grande de una mafia que hasta Vito Carleone se le queda corto”.


A raíz de la derrota de López Obrador, calificó a Vicente Fox, entonces presidente de México, de “cachorro del imperio que fomentó el fraude” y del nuevo mandatario, Felipe Calderón, dijo que era “un pelele, un caballerito tramposo, robador de elecciones”. Y, ante la derrota de Humala, calificó al nuevo Presidente del Perú de “mequetrefe que me llamó tirano del Caribe, lo que no le perdono. Debería aprender a comportarse”. Cuando el importante periódico brasileño O’Globo sacó un editorial en su contra, calificó a sus directores de “irresponsables, agresores, saboteadores, ricachones que abrieron las puertas a los gorilas del imperio”.


Las amenazas contra las importaciones de Colombia, su apoyo a la guerrilla, el mutismo ante las explicaciones pedidas por Suecia en el caso de los cohetes de las Farc y las ofensas por el acuerdo sobre las bases norteamericanas nos llenaron la copa. Como se les va a llenar a los demás países de la región cuando se den cuenta de la gravedad de las alianzas que está haciendo con Libia, Argelia, Siria, Irán y Rusia “para estrechar las relaciones con esos países y ampliar la cooperación técnico militar y financiera de Venezuela con ellos”.


El delirio de grandeza y de persecución de Chávez, su complejo de ver enemigos por todas partes, el abuso del poder, el dedicarse más a urdir problemas ajenos que a solucionar los propios, el derroche de préstamos chimbos para lograr adeptos y el tener a un país tan rico como Venezuela en una situación tan pobre hicieron que el traqueto con chequera petrolera dejara de ser el payaso que nos divertía y se convirtiera en un peligroso loco que anda suelto.

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