Por Alberto José Holguin
El País, Cali
Septiembre 02 de 2009
Las normas que rigen
En cierta forma Chávez pretendió llevar a un alto nivel político la influencia de Telesur, cadena de televisión creada por él en 2005 “para hacerle contrapeso a los canales gringos”. Con el poder de su chequera petrolera, que irónicamente alimenta EE.UU., tomó el control del canal al aportar el 51% del capital, mientras Argentina entraba con el 20%, Cuba con el 19% y un 10% quedaba repartido entre Bolivia, Ecuador y Nicaragua. El análisis de la lista de socios originales de Telesur da una idea de lo que representa y por qué se dedica a promover en todo el continente la imagen de Chávez y su ‘Revolución Bolivariana’.
Es muy grave para Unasur que pueda llegar a pasarle lo mismo en momentos en que la influencia de Chávez es tan grande en algunos países. Y ya es una triste verdad que este organismo esté perdiendo su objetividad y tenga como principal meta atacar a los EE.UU. Si no es así, ¿por qué sólo se cuestionó el acuerdo colombo norteamericano y ni siquiera se mencionaron los de otros países de la región con diferentes naciones?
Contra lo que se creía, todo transcurrió en calma y uno de los pocos momentos tensos fue cuando Evo propuso un plebiscito suramericano para vetar la presencia de personal norteamericano en las bases colombianas, lo que por absurdo ni siquiera se consideró. Uribe fue bien preparado y expuso argumentos muy superiores a los de Chávez, quien se quedó con las ganas de ser la estrella de la reunión; Correa manejó las cosas con ecuanimidad en su calidad de Presidente Pro Tempore de Unasur y la señora Fernández fue una buena anfitriona.
Como pasa casi siempre en estos casos, la conclusión fue un montón de buenas intenciones que ojalá se cumplan y que en esencia ya aparecían en el preámbulo que dio origen a Unasur en mayo del 2008. Entre ellas: “Fortalecer la cooperación entre nuestros países; reafirmar el compromiso de luchar contra el terrorismo, el tráfico de drogas y de armas y la presencia de grupos armados al margen de la ley; y reafirmar que fuerzas militares extranjeras no pueden amenazar la soberanía de cualquier nación suramericana”.
Así son las cosas. Terminó la reunión de Unasur en Bariloche y todos quedaron felices. Pero eso es malo porque no pasó nada y si Unasur va a ser tan inoperante como otros organismos sin sentido de los que Colombia hace parte, es mejor que se acabe de una vez.
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