Por Calixto Ávila
El Tiempo, Bogotá
Septiembre 18 de 2009
Desde que tengo memoria, siempre se ha hablado de que en Colombia hace falta un gobierno socialista que se ocupe de las necesidades de los menos favorecidos y les dé a estos el lugar que se merecen en la sociedad. La miseria y la falta de oportunidades hacen que la pobreza crezca a pasos agigantados en este país y el descontento se multiplica de igual manera.
Entonces, ¿qué hacemos? Elijamos a un gobierno socialista, como lo hizo el valeroso pueblo de Venezuela, que nos dé salud, educación y comida. Ya me imagino a todos nosotros acostumbrados a levantarnos temprano para ir al trabajo, cuando nuestro nuevo gobernante de izquierda nos expropie los lugares de trabajo, para que pasen a manos del Estado; levantándonos a las diez de la mañana para hacer fila (con lo que nos gustan las colas) para que nos den el mercado del día, o para que nos entreguen las migajas en un cheque que equivaldría a la cuarta parte del salario ínfimo mensual que tenemos hoy.
Gritemos, como nuestro vecino bolivariano: "¡Fuera, pitiyanquis!", "¡fuera, gringos de nuestra amada tierra!", y mientras hacemos eso, les vendemos todos nuestros productos, porque no hay revolución bolivariana que sobreviva sin los dólares del Tío Sam.
Vendamos esta idea al pueblo de que ser rico es malo, porque eso es oprimir al pobre pueblo, al proletariado y que las grandes multinacionales no dan empleo sino que abusan de nosotros, porque cualquier persona sin estudiar un carajo, sin quemarse las pestañas, sin aprender un arte o una habilidad, tiene la misma posibilidad de ganar un sueldo de 20'000.000 de pesos mensuales, que otra que sí luchó por hacer su empresa, que arriesgó su capital y que comprometió su tiempo para tener algo que dejarle a su descendencia; eso sí es equidad.
Hay que copiar el modelo de Cuba y ser importadores del 90 por ciento de los productos que consumamos, porque eso de producir y hacer empresa es de capitalistas. Es mejor que ellos produzcan y nosotros les compramos; es que a nosotros no nos va a dar tiempo de trabajar porque vamos a estar ocupados vendiendo y exportando a otros países nuestro socialismo. Vamos a necesitar tiempo para asistir con nuestras camisetas rojas (en Colombia pueden ser amarillas) a las emisiones en vivo de 'Aló, presidente', 'Aló, Polo' o 'Aló, Piedad'. Colombia necesita un gobierno de boina izquierdista, o, más bien, de "turbante izquierdista", que siga el ejemplo de la diplomacia del gobierno venezolano. Porque ya saben que el que habla y despotrica más es el más inteligente. Y a los ministros no hay que tratarlos con tanto protocolo, sino como hace Chavez: "Ven acá, Nicolás", "Ey, Obdulio, ve a poné esa escuelita allá, en San Marcos". Así de relajado, como si estuviéramos en la tienda de la esquina tomándonos una cerveza.
En fin, yo apuesto por el socialismo, porque esta forma de gobierno es la del siglo XXI. Es más, me gustaría la presidencia vitalicia como nuevo horizonte de la democracia latinoamericana. Pero me pido dicha presidencia, porque lo bueno del socialismo es que mi familia, mis amigos y yo seamos los que mandemos, para que vivamos como capitalistas en limusinas, viajes a festivales de cine en Venecia mientras repartimos las migajas de la revolución en chequecitos mensuales y mercaditos al pueblo. Y no vengan con ese cuento de que el socialismo es la repartición equitativa de la miseria, eso ya está pasado de moda.
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