lunes, 15 de junio de 2009

Los paraguerrilleros

Por Raúl Lombana Hernández

eltiempo.com / Blogs / Desde el caribe manifiesto

Junio 14 de 2009


En Colombia los seguidores de la izquierda retrógrada siempre han apelado al uso de la palabra "Paramilitar" para tratar de menoscabar los éxitos del gobierno Uribe y las Fuerzas Armadas. Este término, acuñado por los contertulios de los integrantes del grupo terrorista de las FARC, se ha usado para fustigar la figura presidencial no sólo en Colombia sino también en el exterior.


Durante muchas décadas la sociedad civil victima de los grupos terroristas de izquierda se vio obligada a tomar decisiones desesperadas, entre ellas la conformación de grupos de autodefensas, para defenderse de los ataques despiadados de las FARC y los demás facinerosos que han enlutado al país. Hay que recordarle al mundo que esto ocurrió hace mucho tiempo.


Los gobiernos de turno poco les importó la suerte de comunidades enteras que sucumbieron ante el yugo de estas estructuras criminales.


Para los presidentes de esa época parecía que esa Colombia no existía. Aún más, les importaba un bledo los ataques sistemáticos que hacían estos grupos terroristas en contra de las poblaciones inermes y abandonadas.


El colombiano del común se pregunta: ¿Qué hicieron Barco, Gaviria, Samper y Pastrana para acabar con el flagelo de estos terroristas?


Lo grave es que durante estos gobiernos, a la par que los grupos terroristas de izquierda tomaban el control territorial de extensas zonas del país, también surgían estructuras antagónicas y en las que la presencia de la sociedad civil era evidente.


Pues bien, ahora reflexionemos sobre los integrantes del bonche conocido como Paraguerrilleros. ¿Quiénes son?, el pueblo colombiano los identifica como los seguidores en la civilidad de los grupos terroristas. Para el colombiano del común esta ala de las FARC y las otras organizaciones ilegales está conformada por miembros del congreso, periodistas e integrantes del poder judicial.


Hasta antes de este gobierno la presencia de los Paraguerrilleros en puestos de mando en órganos públicos era evidente. Aún están frescos en la memoria del pueblo colombiano cómo estas entidades eran permeadas por miembros de este bonche. El apoyo expreso hacia estas estructuras criminales fue lo que permitió su fortalecimiento.


¿Quién no recuerda cómo muchas organizaciones no gubernamentales eran sólo fachadas de estos grupos terroristas? De ahí, que cuando el presidente Uribe llegó a la presidencia lo primero que hizo fue desmantelarlas y dejarlas al descubierto.


Estos Paraguerrilleros a pesar de los esfuerzos que hace el gobierno y las FuerzasArmadas por derrotarlos dan la brega para mantenerse a flote.


No se puede ocultar que sólo se han podido mantener es gracias al respaldo económico que hace el gobierno venezolano. Prueba de lo anterior fueron los millones de dólares que giró el gobernante vecino a través de la empresa Monómeros Colombo Venezolano S.A, esta ayuda económica es la que los tiene envalentonados en contra de la democracia colombiana.


Sin lugar a dudas, el ataque al campamento del abatido alias Reyes, y que permitió la incautación de varios computadores con información valiosa sobre el grupo terrorista, ha dejado al descubierto a muchos integrantes de la Paraguerrilla.


Estos equipos de computación han permitido conocer las andanzas de personajes públicos colombianos y extranjeros con miembros de esta organización delictiva.


Hoy, ante la omisión delictuosa que hace la Corte Suprema de Justicia colombiana para investigar a los congresistas que hacen parte del ala política del grupo terrorista de las FARC, la Procuraduría General de la Nación ha tomado cartas en el asunto y ha abierto investigación formal en contra de los congresistas. La evidencia en contra de estos paraguerrilleros es contundente. Las chapas con que se movían en el bajo mundo se hicieron públicas al incautarse los computadores de alias Reyes.


El colombiano del común quedó enmudecido al saber que dentro de los integrantes del ala política y estafetas de esa organización criminal se encuentran congresistas como Piedad Córdoba, a la que la evidencia probatoria la señala con el alias de Teodora. La reacción del pueblo colombiano fue de indignación al constatarse que el acuerdo humanitario no era más que una treta para escabullirse de las autoridades. Los gritos lastimeros con los que ahora pretende acallar las investigaciones de la

Procuraduría en su contra son una muestra de que ha sido desenmascarada. Al igual que los otros implicados, los cuales se rasgan las vestiduras asumiendo posiciones de inocentes, el acervo probatorio en su contra demuestra lo contrario. La doble vida que llevaban estos personajes ha sido puesta en evidencia. Por lo tanto, se hace imperioso que se tomen todas las medidas necesarias para que estos paraguerrilleros del ala política respondan ante un tribunal internacional si fuera del caso por delitos de lesa humanidad.


El apoyo a organizaciones terroristas los obliga a comparecer ante la Corte Penal Internacional.


Al igual que los miembros del ala política viajan por el mundo tratando de menoscabar los logros del gobierno Uribe, también están los del ala propagandistica. Estos últimos, conformados por periodistas al servicio del grupo terrorista. El colombiano del común no entiende de otra manera las posiciones de apoyo que hacen estos comunicadores en pro de esta estructura criminal.


Un caso de las andanzas de los integrantes del ala propagandistica sucedió en el mes de marzo, cuando las FARC con bombos y platillos anunciaron su reactivación militar, para ello contaron con la ayuda activa de comunicadores comprometidos con la causa terrorista. Estos periodistas actuaron en todos los casos como amplificadores de alto voltaje para aterrorizar al pueblo colombiano con el triste y ridículo nombre de "marzo negro". Prueba de lo anterior fue el periplo que hicieron algunos integrantes del ala propagandistica para amplificar las escaramuzas que se presentaron en el país. Aún el colombiano del común recuerda cómo en una entrevista a CNN uno de los integrantes de esa ala no escatimó esfuerzos para hacerle creer al mundo que las FARC estaban intactas y con capacidad de subvertir el modelo de estado colombiano.


En su delirio, ese periodista paraguerrillero trató de sobredimensionar los pocos ataques que hicieron las FARC y renglón seguido presentó un manifiesto en donde se exigía que el gobierno colombiano debía sentarse a negociar con estos terroristas : ¡Qué tal!


Otro caso relevante del ala propagandistica es el caso de un documental que se presenta en History Channel sobre el que se pretende mostrar a unos enemigos de la Constitución Nacional como santos. El colombiano del común piensa que tamaño disparate debe tener un alto precio. La campaña de desprestigio en contra de las Fuerzas Armadas, llevada a cabo por este paraguerrillero, es delictuoso. Un documental de estos debió costar mucho dinero, sería interesante saber quién financió esta andanada de propaganda pro terrorista.


Escudarse en la libertad de expresión para presentar información sesgada es criminal. Tratar de maquillar una estructura terrorista como la FARC y desconocer a los millones de colombianos victimas inocentes de delitos de lesa humanidad infligidos por esta organización merece el repudio internacional. Engañar al mundo con información tergiversada para atacar al gobierno y a las Fuerzas Armadas que le han quitado el yugo de esta organización es un acto propagandístico que debe ser castigado por las autoridades nacionales e internacionales. Ensalzar a criminales de guerra y cohonestar con los actos en contra de la población civil es abominable.


Así pues, el pueblo colombiano siempre supo quiénes eran los integrantes de este bonche.


Éstos se mantenían camuflado al interior de la sociedad colombiana, pero hoy están envalentonados al contar con el respaldo del poder judicial. Ya no ocultan sus intenciones. El ataque directo en contra del estado colombiano es evidente.


De ahí, que se hace necesario una gran cruzada nacional para demostrar el rechazo que siente el pueblo colombiano hacia estos personajes.


Por último, el presidente Uribe no puede quedarse solo en la ardua tarea de desenmascarar a este bonche. La sociedad civil colombiana debe aunar esfuerzos para contrarrestar estos ataques violentos en contra de nuestro ordenamiento jurídico. El pueblo colombiano no se puede dejar engañar por organizaciones que a leguas se ven son vitrinas del grupo terrorista de las FARC y que arteramente se esconden tras falsas posturas humanitarias.


La ñapa: Afortunadamente, Europa está girando hacia la derecha. La conformación del parlamento europeo es mayoritariamente afín a la política colombiana. Esto va a permitir que los paraguerrilleros colombianos no encuentren respaldo en su labor de desacreditar a nuestro país en Europa. Ni los viajes felones financiados con recursos venezolanos podrán hacer mella a los logros obtenidos por el gobierno colombiano y sus Fuerzas Armadas.

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