Por Saúl Hernádez Bolivar
El Mundo, Medellín
Agosto 17 de 2009
Alguien dijo que esta crisis le tocaba a Colombia la billetera pero a Venezuela el estómago, frase efectista pero torpe porque la falta de dinero golpea más temprano que tarde el estómago. Vemos que, muy culipronta, Cristina Kirchner corrió a firmar contratos con Venezuela para sustituir importaciones colombianas de automóviles, carne, textiles, etc., demostrando que la solidaridad latinoamericana que alguna vez le reclamara Daniel Samper a Uribe –para que no firmara el TLC con los gringos– no existe.
Chávez nos aplica un boicot muy parecido al de Estados Unidos con Cuba con el fin de desestabilizarnos, y aquí creemos que somos muy cuerdos, maduros y responsables por mantener la venta de gas a Venezuela, de electricidad a Ecuador y de miles de productos manufacturados a ambos países cuando, aceleradamente, deberíamos estar recortando esas exportaciones y buscando nuevos mercados con carácter de urgencia, antes de quedar en la calle.
Yendo más lejos, fueron actos fallidos los despliegues de diplomacia paralela de antipersonajes de la oposición, muchos de ellos fervientes admiradores de Hugo Chávez y otros, por decir lo menos, idiotas útiles de la subversión. El insufrible ex presidente Samper; el colectivo autodenominado ‘Colombianos por la paz’ –encabezado por la senadora Piedad Córdoba–; los senadores del Polo Democrático y hasta el Gobernador de Santander, Horacio Serpa, escudero de Samper y quien ha perdido dos elecciones con Uribe.
Los apátridas que han desfilado por los pasillos de Miraflores, son una minoría de gentes perversas que no representan a nadie y solo despiertan repudio entre el grueso de la población. Con su gesto de lealtad hacia Chávez no solo pretendían congraciarse con él sino darle la categoría de líder continental que tanto ambiciona. Igualmente, intentaban presentar una profunda división en el establecimiento colombiano al desconocer olímpicamente el mandato constitucional de que las relaciones internacionales son del resorte exclusivo del Presidente de
Estos hipócritas, que pasaron de quemar banderas gringas a despotricar del gobierno colombiano en los pasillos de Washington –con el beneplácito de los Demócratas–, y que repudian la presencia de gringos en bases militares colombianas, incurrieron en el lapsus de siempre: dándoselas de mediadores, se alinean con los enemigos de la democracia colombiana porque, simple y llanamente, están de acuerdo con aniquilarla.
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