viernes, 14 de agosto de 2009

¿Brasil, líder de Suramérica?

Por Lionel Moreno Guerrero

El Nuevo siglo, Bogotá

Agosto 14 de 2009


Durante los últimos años Brasil ha venido en ascenso, impulsado por el tamaño de su economía (número 10 en el mundo), en constante crecimiento.

Hace parte del G-20, (países con mayores PNB) y aspira a desempeñar un papel más importante en el contexto mundial. Con este fin cabildea para modificar la Carta de las Naciones Unidas y obtener un puesto permanente en el Consejo de Seguridad, lo mismo que para tener una mayor figuración en el FMI. Pero para lograr mayor influencia internacional no es suficiente tener una mayor figuración económica, debe tener una mayor proyección política. No puede ser importante globalmente un país que no tenga ascendiente regional, del que hasta ahora ha carecido. Y hablamos de Suramérica solamente, porque de Panamá al norte, está México y sólo Chávez, recientemente, ha tratado de metérsele con el Alba, su alternativa socialista y su petróleo subsidiado, con Nicaragua y Honduras.

En el sur, Argentina ha tenido semejantes aspiraciones, pero sus erráticos gobernantes le han impedido tener una posición destacada y su apoyo a un liderato brasilero es, por lo menos, dudoso. Chávez también forcejea por la primacía comprando prosélitos con petróleo (Alba) o adquiriendo “bonos basura” (Argentina, Ecuador). Entre nosotros Brasil ha sido conocido más por su fútbol que por sus productos y nunca Bogotá ha mirado a Brasilia como faro en asuntos internacionales. La injerencia de Lula en la utilización de bases colombianas por los Estados Unidos introdujo inesperadamente al Brasil en nuestra política exterior.

Su búsqueda de liderato regional viene de hace algunos años, primero con el Mercosur, como contrapeso a los TLC con los Estados Unidos y que hasta ahora no ha encontrado mucho eco fuera de los cuatro fundadores (Venezuela no ha podido entrar) y luego con Unasur, concebida como alternativa a la OEA limitada a Suramérica, que al excluir a México y a los Estados Unidos estaría dominada por Brasil. Pero, ¿está Brasil en capacidad de asumir este liderazgo? Además de la competencia argentina y venezolana e inclusive de la aversión de Chile que ha mantenido su libertad de acción frente a la CAN y al Mercosur, poco puede Brasil ofrecer al resto del subcontinente. Los Estados Unidos podrían favorecer un liderato regional, siempre y cuando este intermediario compartiera sus principios democráticos y económicos, lo que evitaría las resistencias que ellos generan, fundamentalmente por una propaganda socialista de casi un siglo. Pero Brasil no llena estos requisitos, como lo ha demostrado con su tolerancia frente a Chávez y su actitud respecto a Colombia y podría ser que trate de obtener un liderato identificándose como enemigo de los Estados Unidos, para que no lo flanquee Chávez.

Tal vez esto sea atractivo para los Correas y Evos, pero estos distan mucho de representar a la mayoría regional. Suramérica podrá tener países económicamente fuertes pero no un líder político.



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