Por: Luis Carvajal Basto
El Espectador, Bogotá
Agosto 1 de 2009
Las restricciones de los gobiernos de Chávez y Correa a las exportaciones Colombianas buscan crear en Colombia un clima adverso para la continuidad de las políticas de Uribe en vísperas de las elecciones Presidenciales. Esperan reacciones de empresarios y trabajadores. Quieren ponernos Presidente.
Juzgan equivocadamente a los colombianos. En lugar de eso, Uribe mantiene su imagen positiva cerca del 80% en una encuesta publicada el 30 de julio y, de no ser por las interpretaciones exegéticas y acomodadas a la pregunta que promovió el referendo para su reelección y si el Presidente lo quisiera, esta sería un hecho cumplido.
Pero ese no es el problema de fondo y lo que está planteado en Latinoamérica, frente a Chávez y sus amigos, es la disyuntiva entre Democracia y un autoritarismo populista solapado, que alguien, en algún momento, debe detener al menor costo posible para nuestros pueblos.
La manera en que Chávez dispone del petróleo y los dólares de los venezolanos, no sería aceptada jamás en Colombia o cualquier país democrático. Menos, que se haga a costas de deuda (se incrementó en el último año en un 50%) y ventas futuras de sus recursos energéticos .Es un “socialismo” al debe, que será pagado por las futuras generaciones de venezolanos, quienes heredaran un patrimonio negativo.
Para ello, y ante el fracaso de su propuesta de cambio constitucional en 2007, gobierna con decretos que tienen fuerza de Ley. Recientemente profesores universitarios y decanos de su país, le recordaron que Venezuela es un Estado de Derecho, todavía. El chantaje a los medios, luego del cierre de rctv, quiere ser apuntalado con una “Ley especial contra delitos mediáticos” que busca silenciar las divergencias.
Chávez, aparte de los recursos públicos presentes y futuros, dispone a discreción de las reservas con las que manipula a importadores, empresarios y a todo el que se le oponga. Soportado en el discurso obsoleto y para ingenuos, de una balanza comercial deficitaria con Colombia, cierra fronteras, amenaza con tanques y aviones en los que ha gastado millones, trae la armada Rusa a patrullar el Caribe, pero pone el grito en el cielo si firmamos un convenio con una democracia vecina y amiga. ¿Si eso no es entrometerse en los asuntos de Colombia entonces qué es?
Pero es lo que ha venido haciendo en Latinoamérica con una diplomacia que combina petróleo barato y discursos más baratos. ¿Será por eso que se autoproclama liberador de los pobres? Está garantizado: mantendrá a los menos favorecidos de su país en la misma condición por décadas y para ello arrasó con la libre empresa, la diversificación de la producción, la seguridad jurídica y la inversión y ahora quiere exportar el modelo de semejante fracaso. No, gracias, pasamos.
Los Presidentes Bachelet y Lula han asumido la misión de llevar a Unasur la discusión acerca de los efectos del tratado entre Colombia y los Estados Unidos. Deberían hacer lo propio ante
De no ser así darían la impresión de que a cambio de petróleo barato están haciendo un mandado a un Presidente que podría transformar su verbo incendiario en un incendio de verdad y del que nadie, empezando por sus conciudadanos, evitaría salir damnificado.
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