El Colombiano, Medellín
Agosto 2 de 2009
Sin embargo, no sobra recordar que al grupo guerrillero le dio por resucitar su devoción por el libertador, cuando se desintegró
Bolívar ha sido utilizado para manipular la conciencia política de los venezolanos. Chávez, interpretándolo con criterio de sobrenaturalidad, culmina en la pura deidificación. Su veneración se convirtió, como señala el profesor e historiador Germán Carrera: "como los negociantes del culto bolivariano"; y Mario Briceño se refiere a ello como a los "cultivadores de cementerios históricos". Hay muchas formas de explotación que con prácticas y aventuras irresponsables invocan su gloria.
Cualquiera en Venezuela se disputa un alto cargo solo pronunciando la palabra mágica: "Bolívar". Se le abren las puertas de los establecimientos de la cultura, la sala de conferencias, y hasta las puertas del panteón. Decir que se viene en nombre de Bolívar, es carta de entrada segura, una palabra que tiene un efecto mágico. El procedimiento es fácil y seguro.
No es Bolívar por naturaleza el símbolo universal del pueblo venezolano. A él se le ha impuesto un culto oficial que dista mucho de espontáneas y nobles actitudes, como debe ser. Me apasiona la vida del Libertador, soy un lector asiduo de todo lo que se escriba de él, desde una extraordinaria compilación de Lecuna, de obligada lectura, hasta Bolívar "delirio y epopeya" , de Víctor Paz.
Su historia está suficientemente escrita. Queda en evidencia entonces el militar, político y guerrero desdeñoso de la gran fortuna heredada de su familia -puesta al servicio de la causa libertadora-; pero además, se expone el carácter del hombre de los amores y placeres eternos y modalidad en su temperamento, etc.
Historiadores han registrado hasta la saciedad dondequiera que en los archivos han sospechado de la existencia de un documento referente al Libertador.
Comparto la preocupación de Carrera por las temibles consecuencias en América Latina de la utilización indebida del culto para manipular las aspiraciones de una sociedad.
Chávez, con su demagogia furibunda y grosera, ha creado divisiones artificiales, políticas e ideológicas en una región que vivía con sus vecinos una relativa armonía política y comercial. Utiliza el petróleo en función de objetivos políticos. Financia un gasto creciente, pero de alta rentabilidad para los países que comulgan sus ideas.
Unos y otros modelan un Bolívar apropiado a sus fines, apartándonos de su significado histórico, llevando sus ideas a legitimar aún las posturas ideológicas más peregrinas hasta las ostensiblemente insensatas como los actos terroristas de las Farc.
No hay duda de que a lo largo de su vida histórica predomina el rasgo político, por supuesto estadista, hasta el punto que su obra militar se subordina al carácter de un hombre político.
Están quedando lejos las nuevas generaciones para colocarlas al lado de nuestro libertador, lo que podría llamarse "la exacta figura histórica de Bolívar".
Como diría alguien: "cada uno de nosotros lleva su Bolívar por dentro, lo siente, lo piensa y lo ama a su modo, estamos ansiosos de que alguien ponga de acuerdo a todos estos bolívares disímiles y parecidos a un tiempo, y veamos subir al Bolívar grande, total y viviente en su inmortalidad".
El mismo que expuso su vida a todos los peligros de los combates por la libertad, fascinando así las masas con su bravura, inspirándoles amor con su abnegación, y no hacer de su vida un relato insulso, muestrario de predestinación, en que han sido convertidas las vidas de santos para uso catequístico.
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