sábado, 8 de agosto de 2009

La necesaria "gira muda" de Uribe

Editorial
El Colombiano, Medellín
Agosto 8 de 2009

La gira realizada por el Presidente Álvaro Uribe a siete países de Suramérica fue una decisión conveniente y pertinente, como también lo es la de no asistir a la reunión de Unasur el próximo lunes. No hay razón para meterse en la boca del lobo, tal como lo afirmamos en pasado editorial. Además, ¿por qué reunirse con el presidente Rafael Correa, quien justamente rompió las relaciones diplomáticas con Colombia? En todo, hay que tener dignidad.

El Presidente Uribe hizo lo que tenía que hacer. Crear un espacio de diálogo con los Primeros Mandatarios de Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, para abordar directamente con sus homólogos los temas del narcotráfico, el terrorismo y sus riesgos. Y explicar con claridad en qué consiste la presencia militar estadounidense en bases colombianas.

Lo hizo en el momento pertinente. Antes de la reunión de Unasur en Quito, para que los gobernantes continentales conozcan de primera mano los alcances de la ampliación del acuerdo de cooperación militar entre Colombia y Estados Unidos, motivo de las virulentas amenazas de Venezuela y Ecuador contra nuestro país.

Era necesario que el Presidente Uribe informara a sus homólogos sobre las pautas generales del convenio. No se trata de firmar un nuevo acuerdo sino de ampliar otros ya vigentes. El monopolio de las armas estará a cargo del Estado colombiano. El comandante colombiano que nuestro país designe en cada una de las bases será quien tenga toda la autoridad y la responsabilidad. Y lo más importante frente a los vecinos: no se orquestarán operaciones contra terceros países, lo que debería tranquilizar a la región, en especial a Venezuela y Ecuador.

Si bien el periplo de Uribe se llamó la "gira muda", se logró que los presidentes oyeran las explicaciones de Colombia y no sólo las altisonantes voces de Chávez y Correa. Se necesitaba que se escucharan las palabras argumentadas y razonables de nuestro Gobierno en su lucha permanente contra el terrorismo y el narcotráfico. Los siete gobernantes sudamericanos ya tienen las dos caras de la moneda y, de acuerdo a su sensatez, tomarán las decisiones. Ya vendrá luego el juicio implacable de la historia.

Salvo la previsible posición de los presidentes del "eje Chávez", se observó, en términos generales, un respeto por la soberanía de Colombia para realizar el acuerdo, sin que dejaran de advertir ciertos temores infundados por la presencia de militares estadounidenses en nuestro país. En esta línea se enmarcan Chile y Brasil, quienes no se expresaron en contra del plan de cooperación. Perú dio su pleno apoyo y reconoció el esfuerzo del Presidente Uribe por la conservación del modelo democrático en Colombia y en el continente.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, fue enfático en oponerse al acuerdo y anunció que en la cumbre de Unasur propondrá una resolución para que no se acepten bases extranjeras en América Latina. Y la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, prefirió no pronunciarse sobre el tema. Posiciones más que esperadas.

Con el acuerdo de cooperación militar entre Colombia y Estados Unidos nunca se ha pretendido poner en riesgo la seguridad hemisférica. Lo que se busca es detener el narcotráfico con sus tentáculos internacionales, su terrorismo y la nefasta cadena de ilícitos. Este es el mensaje a Unasur.

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