martes, 4 de agosto de 2009

Unasur, ¿un club de cándidos?

Editorial

El Colombiano, Medellín

Agosto 4 de 2009

Excelente y pertinente, no de otro modo podríamos calificar la decisión del Presidente Álvaro Uribe de preferir estar ausente de la reunión de Unasur que tendrá lugar el próximo 10 en Quito. Muy bueno que tampoco vaya el Canciller, Jaime Bermúdez. No hay razón alguna para meterse en la boca del lobo.

Y que ahora no salgan malquerientes a decir que es por pura cobardía del Presidente de Colombia. No. Él no se va a prestar para un show mediático. ¡No faltaba más! En cambio, va a ir a los países que en coro piden explicaciones, para explicarles, uno a uno, las razones que a veces la razón no entiende.

Uribe tiene enemigos dentro y fuera del país que opinan según sus intereses electorales o políticos de aquí o de allí, mientras el resto del mundo, casi todo, se mantiene en una indiferencia dolorosa que podría terminar siendo cómplice de hechos terribles que no deseamos, pero tampoco podemos descartar.

Por prudencia, el Presidente Uribe no quiso asumir la jefatura de Unasur en la reunión de Cartagena de Indias hace un año y prefirió que lo hiciera Michelle Bachelet, su homóloga en Chile. No lo quiso, para no agregar leña al fuego encendido por Rafael Correa y atizado por el Presidente venezolano.

La sorpresa de los colombianos de buena voluntad fue saber que, en el caso Reyes, Correa cambió de opinión y actitud en cuestión de minutos, después de recibir el telefonazo que desde Caracas le hizo Hugo Chávez. Antes, había recibido con madurez y una serenidad ajenas a él, las explicaciones que el Presidente Uribe le dio sobre el cruce de la frontera porosa para bombardear el campamento estable de las Farc, porque hacia él había huido alias Raúl Reyes.

Pero el 10 de agosto, el Presidente ecuatoriano sí asumirá la Presidencia de Unasur. Hacerlo les conviene políticamente a él y a Chávez. Pero no entendemos la actitud de los presidentes de Chile y de Brasil. ¿No dimensionarán la gravedad de la situación, no caerán en cuenta de que detrás de todo está el narcotráfico con sus tentáculos internacionales, su terrorismo y la cadena de ilícitos que genera? Si comprendieran la dimensión planetaria de la amenaza, no estarían pidiéndole al Presidente Uribe explicaciones desde los micrófonos. Sin quererlo, o quizá pretendiendo no quererlo, están dándoles oxígeno a Correa y a Chávez y contribuyendo a crear cortinas de humo a los problemas que ambos enfrentan.

¿Cómo así que reforzar la presencia militar estadounidense en bases colombianas es un peligro para toda la región? ¿No será, más bien, todo lo contrario? La nueva fase del Plan Colombia ha sido negociada con Barack Obama, no con George W. Bush ¿Qué dirán cuando Estados Unidos refuerce el apoyo a México, víctima ahora de una de las principales olas de violencia de los carteles de la droga? ¿Y por qué guardan silencio cuando Hugo Chávez pide la presencia de tropas de Rusia en su territorio?

Ojalá la Casa Blanca, el Congreso norteamericano y Canadá agilicen los TLC con Colombia. Ojalá el resto de países de buena voluntad asuman su corresponsabilidad en un problema mundial cuya solución no está sólo en Colombia, más víctima que victimario, que bastante sangre y lágrimas ha tenido que derramar, mientras otros pescan en aguas turbulentas y otros más, o son cándidos o pretenden no entender. Nos permitimos sospechar que Unasur es, al menos, un club de cándidos.

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