Por Paloma Valencia Laserna
El País, Cali
Agosto 01 de 2009
excepción por una razón muy poderosa: la guerrilla.
Los colombianos hemos tenido que soportar el saqueo de un grupo de izquierda revolucionaria que no sólo ha irrespetado la vida, honra y bienes de todas las esferas sociales del país, sino que ha demostrado un insufrible deseo de persistir aun sin el apoyo de la población colombiana. El discurso de izquierda –a pesar de los esfuerzos del Polo- está desgastado por la guerrilla. Mientras haya guerrilla, la izquierda tendrá resistencia en las bases electorales que deciden la elección presidencial.
Aun así, nuestro vecindario puede tener incidencias sobre nuestras decisiones y nuestro futuro. Al explorar algunas de las características podemos prever la manera como su influencia nos puede afectar.
El movimiento de los vecinos está muy bien organizado: se reúne habitualmente en el Foro de Sao Pablo, una organización que se pretende la heredera de
En las declaraciones del Foro brilla la oposición contra el Plan Colombia y no es difícil saber cuál de los asistentes abogó por esa causa, consecuentemente todos los vecinos adeptos al Foro han criticado con vehemencia el Plan.
Están, además, caracterizados por un flaco respeto por la soberanía de las naciones. Es así como esos líderes opinan y critican decisiones eminentemente soberanas de nuestro país, la filiación política del Presidente y de nuestros gobernantes y sus decisiones, pero, sobre todo, nuestras relaciones con los EE.UU. Las izquierdas latinoamericanas son antiamericanas. La postura hunde sus orígenes en una percepción moral muy peculiar, según la cual el débil siempre es bueno, en tanto el fuerte será siempre malo. Con esa misma postura se juzgan todos los conflictos y relaciones humanas: antirrico, antipaíses desarrollados, antipatrono, antimultinacional, antipático. Esta manera odiosa de observar el mundo termina por generar rompimientos irreconciliables entre las partes y abusa de los poderosos –que no son siempre ni culpables ni malos-.
La petición de Lula y Bachelet de que Colombia explique los acuerdos que pretende establecer con EE.UU. sobre las bases militares en el Consejo de Defensa de Unasur, cuya presidencia asume Correa, es abusiva. Es curioso que ese acuerdo sea objeto de tanto embeleco, cuando tenemos a Chávez con reconocidas ínfulas expansionistas haciendo compras ilimitadas de armas muy poderosas. ¿Dónde está el Consejo de Defensa en este caso? ¿O es que el único enemigo de Suramérica es el capitalismo?
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