Por Óscar López Pulencio
El País, Cali
Junio 06 de 2009
En las elecciones presidenciales del 2006 votaron 12.041.737 personas, de las cuales 7.397.835 lo hicieron por Álvaro Uribe Vélez (62,5%). Así que cabría suponer que el volumen de votos del referendo sea alrededor de doce millones. De otro lado, la encuesta indica que el 67% de los encuestados votaría el referendo reeleccionista y que de ellos el 83% lo votaría afirmativamente. El 67% de doce millones de votos es 8.040.00 votos; es decir, si el referendo se realizara hoy, sería válido, porque superaría el umbral electoral que es 7.200.000 y sería aprobado porque el 83% de los electores votarían por el sí, es decir 6.640.000 personas. Para decirlo de otra manera, el referendo sería aprobado por una cantidad de votos inferior en 757.000 votos a la que el actual Presidente de
Lo anterior explica el interés de los opositores al referendo para impulsar la abstención como una posición política activa: al Presidente no le alcanzarían los votos para la aprobación del referendo si sólo votan quienes están a favor de su aprobación, pues, según estas cuentas de la lechera, le quedarían faltando 560.000 votos para alcanzar el umbral. Si el volumen total de votos es inferior a doce millones, lo cual es probable, los márgenes tienden a estrecharse. Así que si se superan los enormes obstáculos institucionales, hay allí un enorme riesgo político. Curiosamente, si el referendo pasa y el actual Presidente es candidato, el 57% de los electores votarían por él, según la encuesta, es decir 6.840.00, si mantenemos el supuesto de los doce millones, cantidad muy similar a la que votaría el sí del referendo. Cabe pensar que esos son hoy los votos del Presidente.
El otro aspecto interesante es el resultado de la encuesta en el evento de que el Presidente no se presente. Los dos candidatos más opcionados son ex ministros del Gobierno y sus herederos presuntos, quienes juntos suman el 31% de la intención de voto. En el tercer puesto empatan Sergio Fajardo, un candidato de opinión que no está en la oposición, cuyo apoyo sube consistentemente y Carlos Gaviría, eventual candidato de la izquierda democrática, que acaba de dividirse. Es decir, que el peligro de la denominada hecatombe, o sea de la no continuidad de las actuales políticas, que es la base de la encrucijada del alma del Presidente para presentarse o no, es remoto. De hecho, hoy no hay casi ninguna posibilidad de que un partido político o una coalición de izquierda llegue el poder. El tío Baltasar dice que cada quien saque de aquí las conclusiones que mejor le parezcan.
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