Por Edgar Polo
El Heraldo, Barranquilla
Junio 4 de 2009
El gran debate en el país es el futuro político. La incógnita, qué va a pasar en agosto del 2010 cuando culmine el período de Uribe. Quién estará al frente de los destinos nacionales y qué va a pasar con la seguridad democrática y con todo en general.
La mayoría le apuesta a la continuidad política como factor de seguridad y estabilidad. No de otra manera se puede interpretar el resultado de las encuestas de opinión que en gran mayoría concluyen que si las elecciones fueran hoy Uribe ganaría sobrado en la primera vuelta.
Entonces, ¿donde está el conflicto? ¿Por qué el debate que tiene al Presidente en la encrucijada y al país en la incertidumbre? Para entenderlo es necesario establecer las causas, los actores y sus intereses. Ante la posibilidad de una nueva reelección de Uribe, el interrogante con fuerza argumental es la reelección como factor de desestabilización política debido al cambio en las reglas de juego. Este es el estandarte de la oposición, encabezada por el Partido Liberal a cuya cabeza está el ex presidente César Gaviria.
Vale la pena efectuar un breve análisis sobre este tópico. ¿Tenemos una democracia que pueda resistir el ajuste? La respuesta es que sí. Hace 19 años el país se debatía en una profunda crisis cuyo principal factor de desestabilización era el narcotráfico, que a más de socavar las instituciones cometió el crimen de Luis Carlos Galán, quien se perfilaba como seguro Presidente de
Los opositores de Uribe, aunque reconocen su obra de gobierno, sin programa alternativo apelan al ataque personal o familiar. El Presidente, en la medida en que es atacado por la oposición e importantes medios, crece su simpatía y aceptación popular. Así lo que indican los distintos sondeos de opinión, su obra goza de un 76% de aceptación después de seis años de gobierno.
El problema, entonces, no es la reelección per se, que no es ni buena ni mala. Sus efectos dependen del grado de madurez de la democracia y de la naturaleza y condición de quien ejerce el poder. El complemento de la reelección es el rediseño de la norma para garantizar el sistema de frenos y contrapesos en el ejercicio del poder. En la medida en que las democracias se consolidan, se hace necesaria la solución de continuidad en las políticas de gobierno, lo que se traduce en estabilidad y desarrollo. En América Latina, 14 de 18 naciones contemplan la reelección en sus sistemas políticos.
Torcerle el pescuezo a la voluntad popular, más de cuatro millones y medio de firmas, mediante el recurso santanderista del inciso, la estratagema del trastocamiento semántico del texto de la convocatoria y, lo que es más grave, la amenaza de un juicio político con consecuencias penales por parte de
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