Editorial
El Colombiano, Medellín
Junio 4 de 2009
El regreso de Cuba al seno de la Organización de Estados Americanos (OEA) no estará exento de obstáculos, empezando por los hermanos Castro. La decisión de la 39 Asamblea General que deja sin efecto la resolución mediante la cual se excluyó a Cuba de su participación en el Sistema Interamericano, no garantiza su ingreso automático, pero abre un camino.
El siguiente paso y definitivo le corresponde a Cuba, pues el organismo dejó claro que su participación en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de la isla, y se hará de conformidad con las prácticas, los propósitos y los principios que la inspiran. Importante precisión por cuanto si bien se abrió una puerta, nada podrá iniciarse sin la voluntad política de Cuba y su acogimiento a los principios fundacionales de la Carta Democrática, tal como lo aprobaron en forma unánime sus 34 miembros.
La OEA expulsó a Cuba en 1962, motivada principalmente por fuertes presiones de algunos países, entre ellos Estados Unidos, al considerar que el gobierno isleño había adherido al marxismo-leninismo, sistema incompatible con el interamericano. Y además, porque su alineamiento con el bloque comunista rompía la unidad y solidaridad continental. Sin embargo, esa determinación fue cuestionada en su momento, por algunos, por cuanto la OEA tenía entre sus integrantes países con dictaduras de derecha, que en nada promulgaban la democracia regional.
Hoy las cosas son bien distintas. El secretario de Estado adjunto para Asuntos Hemisféricos de E.U., Thomas Shannon, expresó en esta asamblea plenaria que se eliminó un impedimento histórico para la participación de Cuba en la OEA, pero también se estableció un proceso de vinculación con Cuba. Recordemos que el presidente Obama en su campaña había manifestado su disposición a conversar con Raúl Castro, sin condiciones previas. Y en abril del presente año, el mandatario estadounidense hizo una jugada maestra al levantar las restricciones al envío de remesas y a los viajes de los ciudadanos cubano-americanos a la isla.
No todos han quedado satisfechos. Algunas voces en Estados Unidos lo ven como una reversa en su política exterior y el propio Fidel Castro, en su columna de Granma, aún sin conocer la resolución final, expresó categóricamente su rechazo a la posibilidad de volver a la OEA: "Es ingenuo creer que las buenas intenciones de un presidente de Estados Unidos justifiquen la existencia de esa institución que abrió las puertas al 'Caballo de Troya' que apoyó las Cumbres de las Américas, el neoliberalismo, el narcotráfico, las bases militares y las crisis económicas".
La OEA siguió el ejemplo de Obama e hizo una jugada maestra que demanda una respuesta de los hermanos Castro. Dependiendo de ella sabremos si por fin Cuba establece las bases para una real democracia con el pleno respeto de las libertades, derechos y garantías. Y también qué tan cerca o lejos está de algunos de sus colegas hemisféricos seguidores del fracasado modelo soviético, presentado por ellos con el disfraz de Socialismo del Siglo XXI.
Colombia, como un Estado Social de Derecho, está llamada a jugar un papel importante en la defensa de los principios democráticos, máxime cuando tendremos la honrosa misión de ser sede de la próxima Cumbre de las Américas, en 2013.
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