Por Carlos Andrés Pérez
El Colombiano, Medellín
Junio 6 de 2009
Sin embargo, cuando los intelectuales le respondieron con la nominación de Mario Vargas Llosa como su contendor, y el presidente venezolano alzó la voz como suele hacerlo diciendo que él era un soldado y el contrincante designado un intelectual, y que de la única manera que debatiría con Vargas Llosa sería cuando el peruano ganase la presidencia de su país, entendí que no hay nada más artificial que un dictador pretendiendo no serlo. Chávez no debatió con nadie el cierre de RCTV hace más de dos años, ni debatió con nadie el retiro de las funciones al alcalde opositor de Caracas hace unos meses. Chávez no ha citado, ni lo hará tampoco a un debate para discutir las amenazas de cierre de Globovisión. Simplemente se impondrá.
De igual manera como se viene imponiendo otro tirano a miles de kilómetros, que cada día amanece con caprichosos deseos de llamar la atención del mundo al realizar ensayos nucleares.
A Kim Jong II, el presidente de Corea del Norte, no le sirvieron las invitaciones a razonar que le hizo la administración Bush sobre su carrera armamentista, ni que el norteamericano lo hubiera sacado de la lista negra para fomentar una diplomacia más abierta. La diplomacia se basa en el debate y a los opresores no les interesa debatir.
El presidente Barack Obama está siendo cuestionado en su país y en el mundo entero porque su propuesta de mano tendida con "los enemigos de Estados Unidos" como lo dijo en la campaña, parece que no está funcionando. Los medios de comunicación de tendencia demócrata (el partido de Obama) empezaron a cuestionar su debilidad y a exigirle al presidente que fortalezca su posición y sirva de contrapeso en los organismos multilaterales como
En cuanto a Chávez, que pretende emular a los grandes tiranos que atemorizan al mundo cargados de armamento, habrá que mantenerle un ojo encima; porque aunque hoy siga siendo un espontáneo dictador tropical, no hay que olvidar que siempre toma sus decisiones fuera del debate y amenazando públicamente a quienes se atrevan a criticarlo.
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