domingo, 14 de junio de 2009

Tratado de Escatología

Por Sergio Rangel Consuegra

Vanguardia Liberal, Bucaramanga

Junio 14 de 2009


Vivimos en Colombia momentos desconcertantes. Me refiero a la justicia. Magistrados investigados por UIAF, por transacciones económicas dudosas.


Luz y tinieblas. Cuando pensamos que por fin en el país es posible confiar en las actuaciones de los jueces surgen desconcertantes conductas que dan al piso con ese gran andamio que debe estar construido a punta de imparcialidad y verdad. De pronto todo cae al piso como por obra de un pase de magia del mago Merlín. Analizando el por qué, creo que el origen de todo este estropicio se debe a que en Colombia no finalizan los procesos. No existe punto final de todas las jurisdicciones, sino los procesos que llegan a las cortes, continúan en otras.

Es como en un interminable partido de fútbol de barriada, en donde se juegan las revanchas sin fin hasta que alguno de los contendientes se muda de barrio.

En las cortes lo procesos llegan aparentemente al fin cuando los magistrados se jubilan, fallecen, o pierden el apetito por el pleito, o se lanzan de candidatos presidenciales, como es el caso del exmagistrado Araujo. Porque otro fenómeno en Colombia es que los jueces quieren ser políticos y viceversa.

En Colombia es así. Aquí existen tutelas, contra tutelas. Fallos de la Corte Constitucional tiene posibilidad de tutela ante la Corte Suprema de Justicia y viceversa, como en un cuento sin fin de las Mil y una Noche.

Ahora bien, algo paradójico, la credibilidad en la justicia parece renacer cuando se ven fallos de la Corte Suprema, esculcándose ella misma, que dicen:

”Esta explosión de obsequios y regalos, así nada concreto se pida por ellos, debe merecer reproche y sanción … los regalos ciegan los ojos de los sabios y se hacen en perjuicio de los justos” Se refieren aquí a viajes, carteras para las señoras, zapatos italianos, y por supuesto tediosas horas en los despachos endulzadas con relojes Rolex y Locman. Y vuelven las tinieblas. ¿Cuándo? Cuando se conocen las actuaciones del Magistrado Iván Velásquez.

En una columna de María Isabel Rueda en El Tiempo, hace caer ella en cuenta que el señor Velásquez es magistrado inamovible en el repartote los procesos.

Desde hace tres años es la persona que se adueñó de los procesos de la parapolítica, dice ella,”..los reparte entre sus colegas, se los quita a dedo para impedir que precluyan cuando no hay pruebas.

Al senador Carlos García lo tienen en La Picota con base en el testimonio de personas condenadas en la cárcel de Picaleña, que seguramente en pos de una rebaja de pena produjeron unas respuestas escandalosamente inducidas por unas preguntas antitécnicas del magistrado auxiliar.

Quizás se trate de un abrebocas a las futuras sentencias, en donde se aplique de antemano, falseando la teoría del profesor Becaria, de que mientras está detenido precautelativamente el reo, su detención, su juicio y su pena, debe ser no solamente aflictiva sino ejemplarizante.

Puede ser una justicia posmoderna, la deconstrucción de la justicia a base de acomodamientos y de verdad falsificada, nos cayó un virus disolvente. Apaguemos las luces y vámonos.

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