Por Alfonso Ortiz Duarte
El Nuevo Siglo, Bogotá
Agosto 8 de 2009
Una de las actitudes más reconocidas y apreciadas por parte de los gobernados es la sintonía que los gobernantes mantengan con ellos. En alguna ocasión le oí decir a Carlos Lleras que el tono de voz, la inflexión de las frases de quienes con él hablaban, eran síntomas suficientes para saber o mejor expresado, para intuir qué estaba pasando en el país. Intuiciones que la mayor parte de las veces fueron corroboradas por los hechos. Nuestro presidente Uribe sabe muy bien cómo lo respalda la mayoría del país en la coyuntura que se está viviendo en lo que se refiere a nuestros vecinos del norte y del sur. No existen vacilaciones de clase alguna tratándose de hacer respetar la soberanía nacional que pretenden desconocer. No faltaba más que tuviéramos que pedirle permiso, autorización o visto bueno a las medidas tendientes a erradicar el terrorismo y eliminar el narcotráfico. La tesis que hemos sostenido en todos los foros en los cuales Colombia participa es que el narcotráfico es un tema que aqueja tanto a los países que por desgracia producen la coca, sino a aquellos que también tienen la desgracia de ser grandes consumidores.
Ha hecho muy bien Uribe en tomarse la molestia de, en una gira que tiene que agotar al más valiente, ir personalmente a contarles a los países amigos que la autorización para la operación de aviones extranjeros en nuestro territorio los cuales usarán las facilidades de nuestra bases aéreas, lejos de ser una amenaza, constituye una ayuda para combatir el cultivo, la elaboración y transporte de la cocaína y que en últimas va a contribuir a cortar las fuentes de financiación de los terroristas que han conmovido al mundo con sus acciones que lindan con la locura.
En ese propósito Uribe se ha sintonizado perfectamente con todos los ciudadanos de bien que somos la inmensa mayoría en el país. Los efectos de su gira no solamente son los inmediatos sino que marcarán una manera, otra manera, de relacionarse con los amigos, por una parte y por la otra a quienes visitó tendrán que convenir que Colombia cuenta con un Presidente valiente y decidido, amigo de quienes son sus amigos y noble opositor de quienes no quieren serlo. Difícilmente pueden encontrarse propósitos diferentes a los indicados. No tiene razón quienes se puedan sentir amenazados, salvo que quieran valerse de esta actitud soberana de un país igualmente soberano, para atacar a quien consideran su enemigo por no compartir sus ideales políticos y la manera como debe conducirse una nación.
Señor Presidente, siga adelante en la defensa de nuestra soberanía. Si a continuación se aprueba el TLC no faltarán quienes digan que también se entregó la soberanía.
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