lunes, 10 de agosto de 2009

Honduras: El David Latinoamericano

Por Raúl Lombana Hernández

Blogs Eltiempo.com, Bogotá

Agosto 10 de 2009

40 días han pasado desde que las fuerzas armadas hondureñas cumpliendo con una disposición legal emanada de la Corte Suprema de Justicia expulsaron al presidente Manuel Zelaya. La decisión tomada por los militares hondureños ha sido cuestionada internacionalmente, pero olvidan de manera sesgada que ellos actuaban en concordancia con lo dispuesto por el poder judicial de su país. Los contradictores de esta decisión siempre la han considerado como un golpe de estado a pesar de que los tres poderes consagrados en la Constitución Nacional hondureña desde el mismo día de los hechos funcionan de manera independiente y armónica.

Lo sucedido en Honduras motiva a hacer una reflexión basada en un hecho que es recreado en la Biblia, específicamente en el libro 1 Samuel 17. Antes de continuar, recordemos el significado bíblico que tienen esos 40 días que han transcurrido en Honduras. Este periodo de tiempo tiene una gran connotación, debido a que este lapso para la Biblia representa: Prueba y Juicio. Precisamente, lo vivido por el país centroamericano se puede resumir en la dos palabras a las cuales las escrituras hacen mención.

Los países latinoamericanos después de muchos años, en donde la autonomía y libre determinación de los pueblos era respetada, se ha despertado en la región un frenesí que busca alterar gravemente la tranquilidad democrática. Hace mucho rato en el continente, salvo algunas escaramuzas, no se presentaban hechos que atentaran contra la convivencia pacífica de los pueblos. Pues bien, desde que Hugo Chávez llegó a la presidencia de la república de Venezuela, en el continente se han empezado a dar unos cambios que alteran el mapa geopolítico latinoamericano. Sin lugar a dudas, este personaje ha tratado por todos los medios, y sustentado en un ideario que parece aplicar al revés, de imponer una revolución a la que ha autodenominado Socialismo del Siglo XXI. Para lograr tal fin, Chávez no ha escatimado recursos que sustrae de las arcas de su país con el propósito de comprar a los dirigentes de la región y alinearlos en su bando conocido popularmente como chavismo.

Ahora bien, la arrogancia del gobernante venezolano, debido a los recursos ilimitados que maneja, lo asemeja al Filisteo del que nos menciona la Biblia y el cual es llamado Goliat. El deseo de Chávez de imponer su revolución en el continente por encima de cualquier oposición que se le haga recuerda a la guerra que libraban los Filisteos y los Israelíes. Los primeros tratando de avasallar a los segundos.

En Honduras, el chavismo logró que el depuesto presidente Zelaya después de ser elegido con el aval del Partido Liberal girara drásticamente hacia el modelo que pretende implantar el gobernante venezolano en la región. Es menester recordar que el modo de penetración que hace el esperpento denominado Socialismo del Siglo XXI en el continente ha sido igual en todos los países que han sucumbido ante las dádivas ofrecidas a sus gobernantes de turno. También, hay que hacer alusión de que éste ha logrado ser implantado en varios países por la ineptitud de los mandatarios de esas naciones que se han vendido al mejor postor.

Los logros del chavismo al imponerse en algunas naciones de Latinoamérica llevó a Chávez a pensar que ningún país se le podía resistir. Actuando como el conquistador moderno a la usanza de los Filisteos, desafió a una nación pequeña en área, pero grande en coraje y valentía, que se le ha enfrentado dando muestras de una voluntad férrea digna de imitar por los países libres del continente.

El gobernante venezolano actuando como el Goliat moderno y basado en su superioridad física quiso intimidar al pueblo hondureño de la misma manera como lo hizo el Filisteo con el pueblo de Israel. Sin lugar a dudas, los recursos económicos que maneja Chávez lo convierten en un gigante de la región. La actitud prepotente con la que ha querido intimidar a Honduras después de que las fuerzas armadas expulsaran a Zelaya del país sólo es comparable con la del gigante del relato bíblico.

La andanada de ataques en contra del pueblo hondureño lo hacia con el propósito de intimidarlo. Las declaraciones dadas sobre la intención de invadir al país centroamericano eran una forma de desafiar a toda una nación, pero ésta de forma valerosa ha resistido todos lo ataques que sobre ella han caído. Los 40 días tienen un significado importante porque han permitido al pueblo hondureño pasar con creces la prueba impuesta.

Lo que no esperaba el chavismo es que este país pequeño se le enfrentara tal cual David a Goliat. A pesar de las vicisitudes que ha vivido Honduras desde el 28 de junio, cuando tomó la decisión valiente y soberana de expulsar de sus fronteras al peón de Chávez, poco a poco se ha ido restableciendo la calma en la nación centroamericana. La OEA, cediendo a las presiones ejercidas por los otros países miembros del chavismo, se ha convertido en la principal fustigadora del país centroamericano.

Lo paradójico de la intervención de la OEA es que ésta a pesar de que en Honduras existe en estos momentos normalidad institucional persista en alterar tal normalidad exigiendo la restitución de Zelaya en el poder. La OEA, con su posición frente a Honduras, reiteradamente lesiona la justicia de ese país. El organismo ha desconocido de manera alevosa que el ex presidente Zelaya ha violado la ley hondureña, y por lo dispuesto en la mismísima Constitución del país no puede regresar a la presidencia. Sobre las decisiones del secretario general de ese organismo, parece haber pesado más su deseo de reelección y seguir los lineamientos del chavismo que hacer cumplir la misión de la OEA.

Hoy por hoy Honduras le ha demostrado a los latinoamericanos que la soberanía nacional no puede ser pisoteada por gobiernos extranjeros que parecen empeñados en regresar al pasado. El chavismo está decidido a volver a la época de las colonias. Los pueblos libres del continente deben emular al pueblo hondureño, quien a pesar de las sanciones internacionales está en pie de lucha por la libertad de sus nuevas generaciones.

Este duro revés propinado por los hondureños al esperpento denominado Socialismo del Siglo XXI es comparable con la muerte de Goliat en su enfrentamiento con David. Bastó únicamente tener dignidad y pundonor para atreverse a desafiar al chavismo y derrotarlo.

Colombia es otro país del continente que constantemente es ultrajado por el gobernante venezolano. No hay un día que no pase sin que Chávez arremeta contra nuestro país. Cualquier tema lo toma como excusa para agredir a nuestra nación. Además, cada vez que le da la gana amenaza con cerrar las importaciones de productos colombianos creando pánico al interior de los gremios económicos. El pueblo colombiano debe exigirle de una vez al gobierno de Álvaro Uribe que enfrente la agresión que reiteradamente viene haciendo el proponente del chavismo en el continente.

Si bien es cierto que la economía es la primera que sufre ante una decisión tomada como la de Honduras, también es cierto que no se pueden arrodillar a las futuras generaciones, simplemente por el temor a perder un mercado que es demasiado inestable.

El valiente pueblo hondureño se ha convertido en el David latinoamericano. Esta derrota del chavismo debe ser motivo suficiente para que los pueblos que sucumbieron ante él replanteen su sumisión ante un modelo nefasto que al igual que el implantado en Cuba sólo trae miseria y esclavitud.

Por último, Colombia debería restablecer las relaciones plenamente con el gobierno hondureño, debido a que éste sólo ha actuado en legitima defensa de su soberanía. Si nuestro presidente tomó la decisión de autorizar el bombardeo al campamento del abatido alias Reyes para combatir el terrorismo, entonces debe actuar de manera concordante y entender que el pueblo hondureño lo que hizo fue expulsar a un peón del terrorismo. Zelaya se estaba convirtiendo en el títere mayor del auxiliador de terroristas como lo es el gobernante venezolano, Hugo Chávez.

La ñapa: Los enemigos del pueblo colombiano son tan predecibles que no demoraron en ratificar lo que la sociedad colombiana presumía de los viajes al vecino país de Venezuela. Las reuniones llevadas a cabo por estos enemigos de la patria buscaban hacerle creer al país que ellos pueden influir en las decisiones del gobernante venezolano. La reversa que hizo Chávez sobre el retiro del embajador ya la está cobrando Samper como un logro personal: ¡Qué tal!


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