lunes, 10 de agosto de 2009

Indecisiones que preocupan

El Editorial

El País, Cali

Agosto 10 de 2009

Le reciente cumbre entre los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México, países integrantes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, Tlcan, transcurrió en una especie de limbo, en el que los principales temas anunciados se han visto desplazados por otros, revelando un preocupante grado de indecisión del gobierno de Barack Obama en sus relaciones con el resto de América.

La reunión, que se desarrolla en Guadalajara, ha visto desbaratar su agenda, que en principio tenía como asunto central la revisión del Tlcan para pasar a un temario disperso que está dominado por la superación de la crisis económica en los tres países.

Según Barack Obama, “lo más importante es encontrar mecanismos para que no siga disminuyendo el comercio” entre los tres países. Con ello, deja de lado las preocupaciones estadounidenses sobre derechos laborales y normas de protección ambiental, las mexicanas sobre eliminación de los subsidios agrícolas y las canadienses sobre ampliación de su comercio e inversiones con las naciones americanas situadas al sur de México.

Adicionalmente, el gobierno de Estados Unidos no ha expedido el informe sobre la situación de los derechos humanos en México, en virtud del surgimiento de preocupaciones en el Congreso sobre la actuación de las fuerzas de Policía y militares de México en el combate contra los narcotraficantes que, según parece, ha victimizado a la población civil en las áreas de conflicto. De hecho, por esta misma razón no ha podido avanzar la implementación del Plan Mérida, una especie de Plan Colombia, a aplicarse en el combate a los carteles de la droga en el país azteca.

Los países latinoamericanos observan con atención el desarrollo de este encuentro. Y tratan de adivinar el rumbo que finalmente tomará la administración de Obama con respecto al subcontinente, pues las indecisiones en este caso, como en otros recientes, no parecen indicar que la perspectiva sea favorable para la región.

Igual sucede con la cumbre de Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), la organización creada a instancias de Brasil y que es un tratado para la formación de un bloque económico y político sin la presencia de Estados Unidos. En particular, llama la atención el silencio estadounidense con respecto a la utilización de bases militares en Colombia, asunto que debiera ser de su mayor preocupación, ante las acusaciones de que es objeto.

Su voz es necesaria cuando se han manifestado dudas sobre el verdadero propósito de la presencia norteamericana en suelo colombiano. Aunque Colombia sabe lo que hace y aprecia la cooperación de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, la verdad es que a la potencia, que tendrá autorización para usar las bases, también le corresponde entregar la justificación debida.

Pero nada de eso está pasando, mientras los mandatarios del Tlcan dan vueltas a un temario previo para quedarse en una reunión sin sustancia. Una cita que ni abordará ni resolverá aquellos asuntos que, si bien son de la competencia directa del bloque de los tres países de América del Norte, también interesan, y mucho, a América Latina.

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