martes, 11 de agosto de 2009

La fragilidad de Unasur

Editorial

El País, Cali

Agosto 11 de 2009

Algo no les funcionó a los mandatarios pertenecientes a la Alianza Bolivariana de las Américas, Alba, en la reunión de Unasur que tuvo lugar en Quito. Sin embargo, ante el radicalismo excluyente del anfitrión y nuevo Presidente de la Unión, en el ambiente de Suramérica quedó latente la preocupación sobre el futuro que le puede esperar al acuerdo que le dio vida.

Era de esperarse la andanada contra Colombia por el convenio con los Estados Unidos para utilizar algunas bases militares de nuestro país, en cumplimiento del compromiso contra el narcotráfico y el terrorismo. Tal hecho no tomó a nadie por sorpresa, toda vez que los insultos de Hugo Chávez, respaldados por Rafael Correa y Evo Morales, anunciaban sus intenciones de convertir el evento en una especie de juicio contra nuestro país, en la persona de sus gobernantes.

Pero ocurrió algo distinto, a partir del momento en que el Presidente de Venezuela rompió la programación establecida y empezó a hablar de guerra y amenazas contra su país, surgidas de su imaginación y su interés de erigirse en víctima del “imperialismo yanqui”. Y fue notorio su énfasis de desvirtuar la verdad, hablando de bases norteamericanas en nuestro territorio. En adelante, y con la excepción de su colega de Bolivia, que se auto proclamó salvador del pueblo colombiano, y de las mal disimuladas intenciones del Presidente de Ecuador por aumentar la confrontación, la reunión se desarrolló en otros términos.

En efecto, y sin ocultar las inquietudes sobre el acuerdo colombo estadounidense, desde el presidente Lula de Brasil hasta la Mandataria de Chile, pasando por la Presidenta de Argentina y el de Paraguay, el comentario respetuoso con respecto a Colombia fue patente. De ellos salió la propuesta de realizar una cumbre presidencial en Buenos Aires, donde el presidente Álvaro Uribe pueda expresar las razones que motivaron el acuerdo. Es decir, en un territorio neutral, distinto al que domina quien no puede ocultar su animadversión contra Colombia, a pesar de ser anfitrión y nuevo Presidente de Unasur.

Esa posición se impuso con claridad en la redacción del texto final de la cumbre, pese a las amenazas, las cartas y los esfuerzos de los miembros del Alba por incluir una condena contra Colombia. Como se mantuvo también la propuesta del presidente Lula, de invitar a su homólogo de los Estados Unidos a dialogar con la Unasur sobre el asunto. Quedó así terminada la cumbre, cuyo contenido, de manera infortunada, no tuvo nada que ver con la integración de Suramérica.

Pero también quedó clara la fragilidad de Unasur, ahora que Michelle Bachelette abandona su presidencia para entregársela al Mandatario de Ecuador. Porque en su fundación, promovida por Brasil, se avizoraba un escenario importante para la región. Pero ya es inocultable el afán por usarlo con propósitos distintos, más cercanos a la manipulación, los ideologismos, las presiones y las agresiones que sólo contribuyen a la división. Por eso, la invitación de Chávez a que Colombia abandone esa Unión, quedará como otro hito de la cumbre en Quito.

No hay comentarios: