Por Andrés Oppenheimer
El Colombiano, Medellín
Agosto 23 de 2009
Stiglitz, que ganó el premio Nobel de economía en el 2001, y que un año más tarde escribió El malestar en
"Soy un crítico de la manera en que se han implementado ciertas versiones del capitalismo'', me dijo el economista, que enseña en
"En rigor, Estados Unidos no tiene lo que podría llamarse un sistema capitalista puro: hemos estado socializando las pérdidas y privatizando las ganancias'', dijo.
Stiglitz, que fue recibido con alfombra roja por el presidente venezolano Hugo Chávez, la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner y varios otros líderes que aplauden sus críticas al FMI, parece haber suavizado las de esa institución crediticia con sede en Washington. "El FMI es mucho mejor que en el pasado, sin duda alguna'', me dijo.
Cuando le pregunté qué debían hacer los países latinoamericanos para crecer y reducir la pobreza más rápido, respondió que debían hacerse más competitivos en la economía global. Y contrariamente a lo que suponen muchos de sus admiradores de la vieja izquierda, Stiglitz parece convencido de que la globalización está aquí para quedarse.
"Un aspecto oculto de esta crisis es que, a pesar de ser una crisis financiera, es una crisis económica: marca un hito en la transformación de la economía global, un cambio de las ventajas comparativas'', dijo. ¿Por qué?, le pregunté. Porque el pastel de la economía mundial se ha reducido como consecuencia de la crisis, y habrá mayor competencia entre los países en desarrollo para vender sus productos a los mercados más ricos, afirmó.
Mi opinión: Tras la entrevista, me quedé con la impresión de que Chávez, Kirchner y otros presidentes populistas sacan de contexto a Stiglitz cuando lo pintan como un paladín de la antiglobalización. A juzgar por lo que Stiglitz me dijo, no es nada de eso.
Sabe que la pobreza del mundo se redujo de
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