El País, Cali
Agosto 14 de 2009
Dos novedades se conocieron esta semana con respecto a las Farc, su posición frente a las nuevas realidades del país y la posibilidad de encontrar en el diálogo la esperada fórmula para terminar con la violencia que promueven hace más de 40 años. Infortunadamente, cada vez parece más remota la posibilidad de una negociación que acabe con la insensatez del narcotráfico y el terrorismo.
La primera novedad fue la entrevista al máximo jefe de la organización guerrillera más antigua del mundo. Con una formación intelectual que hace abrigar posibilidades para buscar el acercamiento racional y buscar salidas en el terreno de la política, sus declaraciones desaniman de nuevo a los que, de buena fe, creen en la salida incruenta. No hay señales de cambio que den a entender su aceptación de las nuevas realidades de Colombia y del mundo.
Por el contrario, la arrogancia es la protagonista principal de sus declaraciones. Arrogancia para desconocer los embates de
La otra noticia es el anuncio del cardenal Darío Castrillón sobre los contactos telefónicos que ha tenido con ese jefe máximo de las Farc. Según el ilustre prelado, ‘Alfonso Cano’ está proponiendo la paz. Nada más sorprendente, después de leer la entrevista publicada por Cambio. Salvo para aquellos especialistas en descifrar el lenguaje de esa guerrilla, lo que se ha producido se parece mucho a lo que pasó cuando el Gobierno despejó
Hoy, las condiciones son diferentes. Mientras el Estado se ha fortalecido, logrando avances incuestionables en la recuperación de la seguridad y la derrota de las Farc, esta organización se debate en el peor momento de su sangrienta historia. Y en tanto
Por eso, ‘Cano’ sigue exigiendo la rendición incondicional a los designios de las Farc y a la vez habla de paz con
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