Editorial
El Mundo, Medellín
Agosto 9 de 2009
Ojalá esa semilla sembrada con la representación de La Ruta Libertadora, fructifique y se multiplique en años venideros.
La conmemoración de la Batalla de Boyacá revistió esta vez especial solemnidad y estuvo asociada a otros hechos extraordinarios que no podemos dejar de registrar porque convocan al reconocimiento y la gratitud de los colombianos hacia las Fuerzas Armadas y hacen palpable la confianza en ellas que hoy existe en el país, a pesar de las grandes dificultades y de los problemas aun no resueltos. Los avances en materia de seguridad son incuestionables y hoy se puede decir que estamos más cerca que hace siete años de conquistar una segunda independencia, esta vez del terrorismo y el narcotráfico, que nos permita, con una Patria en paz, mantener una ruta ascendente de desarrollo y progreso.
Desde el aula escolar aprendimos que el 7 de agosto de 1819 el Ejército Libertador, comandado por el general Simón Bolívar, selló nuestra Independencia definitiva de la Corona española con la contundente victoria del Puente de Boyacá que dio paso a la creación de la República de Colombia. Por la importancia de este acontecimiento, esta fecha es considerada el Día del Ejército Nacional y para darle lustre a la celebración, el Gobierno dispuso la entrega del Bastón de Mando y las insignias del cuarto Sol al Comandante General de las Fuerzas Militares, general Freddy Padilla de León; al Jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares, almirante David René Moreno; al Comandante de la Fuerza Aérea, general Jorge Ballesteros; y al Comandante de la Armada Nacional, almirante Guillermo Barrera Hurtado.
El cuarto Sol es el más alto grado que existe en casi todos los ejércitos del mundo y representa la culminación de la carrera del profesional de las armas, pero en Colombia, hasta ahora, los grados militares de los oficiales generales, eran sólo tres: Brigadier General, distinguido con un sol; Mayor General, dos soles; y General, tres soles. El tema del cuarto sol fue llevado al Congreso de la República por un grupo de parlamentarios en un proyecto que contó con el aval del Gobierno y que le tocó impulsar al entonces ministro de Defensa Juan Manuel Santos. Según la exposición de motivos se trataba de dar continuidad al trabajo de los generales que están al frente de campañas militares de largo aliento, como el Plan Consolidación, y garantizar además que los ascensos no se estancaran por la permanencia por más de cuatro años de un oficial superior en el grado.
Con este ascenso, los dos generales y los dos almirantes quedan al mismo nivel jerárquico de los comandantes de fuerzas militares de otros países como Estados Unidos, Gran Bretaña, España, Argentina y Chile. El acierto de la reforma es que coloca a nuestros comandantes, para efectos de sus relaciones con los militares del mismo rango en otros países, en igualdad de circunstancias, acabando con la incómoda sensación de que sus pares y contertulios en encuentros internacionales ostentaban un título superior o de mayor jerarquía. La curiosidad histórica del tema es que el único antecedente en el Ejército de Colombia de un oficial general de Cuatro Soles fue el Teniente General Gustavo Rojas Pinilla, quien además de otorgarse ese grado por iniciativa propia, prevalido de su condición de Presidente de la República, le agregó el apelativo de “... y Jefe Supremo”.
La ceremonia de ascenso de los señores generales, en la que también tomó posesión el nuevo Ministro de Defensa Nacional, Gabriel Silva Luján, debió realizarse en la sede del Comando Aéreo de Transporte Militar (Catam) de Bogotá, porque debido al mal tiempo ni el Presidente ni el nuevo Ministro ni el Alto Mando pudieron trasladarse al Puente de Boyacá, donde aquella estaba prevista como parte de la conmemoración de los 190 años del Ejército y como emotivo y brillante cierre de la cabalgata ‘Por los Caminos de la Ruta Libertadora: una historia con futuro’.
Ya nos habíamos referido a la singular iniciativa de representar la valiente peripecia del Ejército Libertador, cuando repudiamos el miserable atentado perpetrado el 22 de julio entre Nunchía, Casanare y Morcote, Boyacá, por una cuadrilla del Eln, con saldo de un subintendente de la Policía muerto y varios heridos. Como pudieron apreciar – tanto los que asistieron al paso de los 300 soldados y policías y los 32 civiles participantes en la cabalgata por los 24 municipios de los departamentos de Arauca, Casanare y Boyacá, como los televidentes a través de las transmisiones de Señal Colombia y de los canales regionales, comunitarios y locales – la representación de la Ruta Libertadora permitió revivir el interés de los colombianos, especialmente de los niños y jóvenes, por la historia de la hazañas de nuestros próceres para darnos la Independencia. Ojalá esa semilla que se ha sembrado, fructifique y se multiplique en años venideros, manteniendo para ello la eficaz alianza de la Alta Consejería Presidencial para el Bicentenario, el Ministerio de Cultura, las Fuerzas Militares y la Unidad de Parques Nacionales.
Felicitaciones al Gobierno y a las FFAA por ese esfuerzo tan importante; nuestras congratulaciones a los señores Generales de cuatro Soles por su merecido ascenso; y nuestros votos por el éxito de la gestión del nuevo Ministro de la Defensa Nacional.
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