Por Saúl Hernández Bolívar
Julio 31 de 3009
A un país como Colombia se le puede mangonear con argumentos cínicos como ese de que ningún computador podría resistir un bombardeo o ese otro según el cual el video del ‘Mono Jojoy’ es un montaje burdo, una edición torpemente realizada en la que el protagonista a veces tiene gafas y a veces no, donde sale en unas escenas sin la pañoleta que tiene en otras y en el que hay abruptos cambios de iluminación que, según el Gobierno de Ecuador, dejan al descubierto el artificio.
Aun suponiendo que todas esas necedades son ciertas –que no lo son–, el asunto de los lanzacohetes que el gobierno de Hugo Chávez le obsequió a las Farc le va a crear muchos problemas tanto a Ecuador como a Venezuela porque un gobierno como el de Suecia no es tan fácil de mangonear, y tampoco es fácil manosear una evidencia de ese calibre. En este caso todo el mundo le va a creer más a Suecia que a Venezuela.
Ya ese gobierno europeo identificó los lanzacohetes como parte de un lote que la empresa Saab le vendió al Ejército venezolano hace más de veinte años y le pidió explicaciones a Miraflores. Chávez debió admitir sin dilaciones que se trataba de material bélico de su propiedad; incluso, culpar a elementos corruptos de su milicia por el hecho de que los rockets hubieran recalado en manos de terroristas. Aún más, Chávez pudo culpar a la inteligencia colombiana de haber penetrado sus fuerzas –como se supone que ocurrió en el caso Granda– para hacer que esas armas le llegaran a la subversión colombiana y suscitar un escándalo que pusiera en vilo la relación entre ambos países.
Pero no. El mandatario venezolano apeló de inmediato a insultar y salirse por la tangente, acostumbrado como está a meter miedo con sus bravuconadas y a la soledad de Colombia, país que en los últimos tiempos, a nivel internacional, sólo ha contado con un apoyo incondicional, el del Presidente de Perú, Alan García. Pero Chávez calculó mal, la arrogancia le puede costar caro, ignoró al gobierno sueco –lo que equivale a ignorar a toda la comunidad europea– y trató al gobierno colombiano de “hipócrita” dizque por desconocer la gran cantidad de armas norteamericanas e israelíes en poder de los subversivos colombianos.
Que se sepa, las guerrillas colombianas no tienen armamento de esos países, usan fusiles AK-47 de origen soviético, iguales a los 100.000 que Chávez compró recientemente. Incluso, del mismo calibre obsoleto que usan las Farc (7.62), a pesar de que los Kalashnikov ya se fabrican con el calibre 5.56, que hoy es casi de uso universal.
Sabemos que la guerrilla se ha proveído históricamente de armas y pertrechos provenientes del antiguo bloque comunista, incluso de países centroamericanos después de terminadas las guerras revolucionarias. En el mercado negro consiguieron aquel embarque de 10.000 fusiles que les vendió Vladimiro Montesinos y en los últimos años, el soviético Victor Bout, el llamado ‘señor de la guerra’, capturado gracias a los computadores de ‘Reyes’, ha sido uno de los principales proveedores de las Farc, pero poco o nada hay de armamento gringo o judío.
También se sabe –y hoy nadie lo duda– que Ecuador ha sido uno de los mayores proveedores de armas y pertrechos para las Farc. ¿A qué nivel ha estado la corrupción que ha permitido ese maridaje? Esa es la gran pregunta pero de los inventarios que le quedaron a Ecuador tras la guerra con Perú en 1995, buena parte ha llegado a manos de la guerrilla colombiana. No en vano en Ecuador han estallado tres de sus más grandes polvorines en los últimos años (Tumbes, 1997; Riobamba, 2002; y Guayaquil, 2003), obviamente para borrar las pruebas de los faltantes en inventarios.
Las armas no convencionales de las Farc tampoco son gringas ni israelíes. Los peligrosos cilindros bomba y las minas terrestres que usan indiscriminadamente, son de fabricación casera, elaboradas con conocimientos transferidos por terroristas de ETA y del IRA, como los tres irlandeses que fueron capturados saliendo de la zona del Caguán.
Hace años que la inteligencia colombiana tenía la preocupación de que las Farc se hicieran a misiles tierra-aire tipo Sam-7, de los que Nicaragua posee una buena cantidad. Ya sabemos que es Venezuela la que le ha suministrado un arma similar sin que el Gobierno de Chávez haya hecho un gran esfuerzo por negarlo, lo que deja en evidencia, nuevamente, que el suyo es un gobierno auspiciador del terrorismo. Lamentablemente, Colombia hoy está más sola que nunca y es más fácil que Obama invite a Chávez a tomar cerveza a
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