Por Jorge Enrique Pava Quiceno
Junio 12 de 2009
Causa extrañeza y repudio que una persona como Usted, que ha vivido totalmente alejada de la problemática de Manizales, sólo se presente en nuestra ciudad para oponerse a los proyectos planteados y a las iniciativas de las administraciones de turno, sin importarle nuestro desarrollo y progreso. Muy por el contrario, sus intenciones parecen estar orientadas a conservar cinturones de miseria en los cuales ha encontrado el terreno abonado para conseguir los votos que lo mantienen en ese sitial privilegiado que es su muelle curul en el Senado de
Aún conservamos en los archivos y en la memoria su absurda oposición a la construcción de la llamada “Autopista del Café”, cuando, acudiendo a argumentos baladíes, a verdades a medias y a suposiciones desenfocadas, pretendió Usted obstaculizar el desarrollo de esta vía sin la cual nuestro atraso sería hoy de unas magnitudes incalculables. También allí supo encontrar personas desesperadas y generar algunas manifestaciones de habitantes de Chinchiná que obtusamente se oponían al cobro del peaje, y que desembocó en el linchamiento de un ciudadano inocente, el 8 de junio de 1999, víctima de la violencia que genera la desinformación y la provocación irresponsable que acostumbran a utilizar quienes carecen de argumentos.
Hemos sido testigos de su sistemática oposición a todo; de su constante negativa a cualquier propuesta sin importar el beneficio colectivo; de su tozudez absoluta y de la utilización, para sus réditos electorales, del inconformismo de la gente, muchas veces originado en las falacias artificiosas en las cuales es Usted experto.
Sólo a una persona que vive alejada de esta hermosa ciudad se le puede ocurrir que
Si el hecho de mejorar las condiciones de vida de miles de familias que no duermen tranquilas en el invierno porque no saben si sus viviendas podrán aguantar las inclemencias del tiempo; o para llegar a sus casas tienen que atravesar calles plagadas de inseguridad y violencia; o tienen que dormir en una misma cama con sus padres, abuelos, hermanos y tíos, en unas condiciones de promiscuidad obligante; o cocinar sus alimentos en estufas improvisadas al lado de sus camas; o hacer sus necesidades en un único sanitario que linda con los demás espacios, separado sólo por una raída cortina; si mejorar estas condiciones, repito, es lo que Usted maquiavélicamente llama “negocio”, pues bienvenido este negocio porque va dirigido es a mejorar la calidad de vida de unas familias que requieren ser tenidas en cuenta realmente como seres humanos y no como instrumentos electoreros.
Dice Usted que
Todas las ciudades del mundo necesitan, para crecer y desarrollarse, replantear su infraestructura, máxime cuando se trata de viviendas, calles y vías de antiquísima construcción y que resultan ser un obstáculo para el crecimiento. Y no por capricho de los gobernantes, sino por la misma dinámica social que se va presentando con el tiempo. Esto es algo que Usted, como arquitecto, debería saber.
Además, ¿cómo no va a ser benéfico que ese más del 50% de habitantes que tienen que pagar arriendo en tugurios o casas en mal estado, destinen mejor esos recursos para pagar las cuotas de sus viviendas propias y dignas? Adicionalmente, a los propietarios de viviendas (adquiridas, adjudicadas o invadidas) les serán comprados sus predios a valores comerciales, según el avalúo que determinen entidades especializadas en este tipo de actividad. No se trata pues de un desplazamiento, de un atropello ni de una expropiación.
Por último, Camarada, cuando Manizales ha necesitado de la clase política para salir de sus problemas no ha podido contar con Usted. Por eso no es justo que venga hoy a participar con su oposición absurda en los proyectos de ciudad y a tergiversar la realidad para utilizarla como medio para conservar sus votos. Manizales merece respeto; y no es propiamente lo que recibimos de Usted cuando sólo viene a convertirse en un obstáculo más para nuestro desarrollo. Con gran esfuerzo y buena voluntad estamos tratando de salir de la parálisis en que nos encontramos y no es alborotando el inconformismo de los más necesitados, mediante argumentos infundados y oportunistas como vamos a lograrlo. ¡Si no ha de servir de apoyo, por lo menos no nos perjudique!
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