Por Rafael Nieto Loaiza
El País, Cali
Junio 7 de 2009
La cifra de 53% confundió a Franco y a otros que dijeron que el referendo caminaba por el filo y que era posible que el apoyo cayera por debajo del 50% y no pasara. Están equivocados:
Es decir, si una campaña por la abstención tuviera impacto y convenciera a algo menos de las dos terceras partes del 67% de quienes definitiva o probablemente votarían el referendo que no lo hicieran, aun así conseguiría el umbral requerido. Y como con absoluta certeza la inmensa mayoría de votantes lo haría favorablemente (los dudosos se abstendrían), sería aprobado.
Asegurado el respaldo popular, el referendo depende de dos decisiones: la de
Fue por eso que los promotores del referendo no eligieron el trámite en el Congreso. Actuaron sobre la base de que a
Creo en cambio que, sea cual fuere el texto de referendo que se les presente, aprobarían la posibilidad de que Uribe pueda ser candidato en el 2014. En este escenario las razones de inconstitucionalidad desaparecerían y, al mismo tiempo, se daría espacio al deseo de una amplísima mayoría ciudadana de permitirle a Uribe ser de nuevo presidente. Con esta salida, además,
La otra decisión es la del Presidente. Yo, quizás ingenuo, sigo convencido de que Uribe no irá. Creo que sabe que la aventura es excesivamente costosa en términos institucionales y de imagen personal. Creo que detesta la comparación con Chávez y que está consciente de que el panorama internacional le sería adverso. ¿No será mejor entonces abandonar un referendo costosísimo y tramitar un acto legislativo para que pueda postularse en el 2014?
Uribe, lo ratifica la encuesta, es un Gulliver político en un país de enanos. Por eso mismo, tiene que ser especialmente cuidadoso en no aplastarlos.
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