lunes, 8 de junio de 2009

Gigante en país de enanos

Por Rafael Nieto Loaiza

El País, Cali

Junio 7 de 2009

Si el referendo rerreleccionista fuera hoy, pasaría holgado el umbral y sería aprobado. A pesar del error de interpretación cometido por Napoleón Franco, es lo que muestra su última encuesta. En ella, el 53% definitivamente votará el referendo y 14% probablemente lo hará. De aquellos que manifiestan su intención de votar, el 83% lo hará a favor.

La cifra de 53% confundió a Franco y a otros que dijeron que el referendo caminaba por el filo y que era posible que el apoyo cayera por debajo del 50% y no pasara. Están equivocados: la Constitución exige para la aprobación de un referendo que al menos el 25% (y no el 50%) de los posibles electores voten y que lo haga favorablemente la mitad más uno de ellos.

Es decir, si una campaña por la abstención tuviera impacto y convenciera a algo menos de las dos terceras partes del 67% de quienes definitiva o probablemente votarían el referendo que no lo hicieran, aun así conseguiría el umbral requerido. Y como con absoluta certeza la inmensa mayoría de votantes lo haría favorablemente (los dudosos se abstendrían), sería aprobado.

Asegurado el respaldo popular, el referendo depende de dos decisiones: la de la Corte Constitucional es la primera. La Corte cuando estudió el acto legislativo que permitió la primera reelección dijo que dos períodos seguidos son compatibles con la estructura fundamental de la Constitución y que tres irían contra ella. Por ello, concluyó, otra reelección consecutiva exigiría de una asamblea constituyente y la redacción de una nueva Constitución.

Fue por eso que los promotores del referendo no eligieron el trámite en el Congreso. Actuaron sobre la base de que a la Corte no le será fácil oponerse a una reforma de origen ciudadano. Aunque es verdad que el referendo tiene más fuerza política, no es menos cierto que el obstáculo constitucional que identificó la Corte sigue presente. Estoy convencido de que, a pesar de las diatribas del ex presidente Pastrana que en nada contribuyen al bienestar institucional y la imagen de la democracia, la Corte está compuesta de juristas honorables e independientes y que muy seguramente no aprobarán una tercera elección consecutiva.

Creo en cambio que, sea cual fuere el texto de referendo que se les presente, aprobarían la posibilidad de que Uribe pueda ser candidato en el 2014. En este escenario las razones de inconstitucionalidad desaparecerían y, al mismo tiempo, se daría espacio al deseo de una amplísima mayoría ciudadana de permitirle a Uribe ser de nuevo presidente. Con esta salida, además, la Corte preservaría su autoridad institucional y su papel de árbitro constitucional.

La otra decisión es la del Presidente. Yo, quizás ingenuo, sigo convencido de que Uribe no irá. Creo que sabe que la aventura es excesivamente costosa en términos institucionales y de imagen personal. Creo que detesta la comparación con Chávez y que está consciente de que el panorama internacional le sería adverso. ¿No será mejor entonces abandonar un referendo costosísimo y tramitar un acto legislativo para que pueda postularse en el 2014?

Uribe, lo ratifica la encuesta, es un Gulliver político en un país de enanos. Por eso mismo, tiene que ser especialmente cuidadoso en no aplastarlos.

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