Editorial
El Colombiano, Medellín
Junio 8 de 2009
El caso del dólar es entendible y es crucial en este momento económico. Antes, la divisa se revaluaba porque la economía iba mal, y ahora que se devalúa llegan noticias de que el crecimiento económico en el primer trimestre será levemente negativo. Eso es asimilable si se observa que hace meses se especulaba con que la moneda llegaría a los 3.000 pesos antes de terminar el año. Eso sucedió cuando superó los 2.600 por dólar. Por supuesto, esta situación benefició a los especuladores quienes alimentaron ese carrusel y vendieron "dólares futuros" a más de 2.700 pesos, y ahora honrarán la transacción, comprando los dólares a menos de 2.100 pesos.
Este fenómeno lo deben tener muy claro los empresarios importadores y exportadores, que son los agentes de largo plazo en el mercado, para no caer en las redes especulativas de quienes son operadores de corto plazo. Los términos de mercado de largo plazo se mueven en torno a los índices de tasa de cambio real, y ninguna de las metodologías de cálculo la ubican por encima de los 2.300 pesos, ni por debajo de los 2.050. Los valores de transacción del dólar que se ubiquen por fuera de esos rangos es muy posible que tengan componentes especulativos.
En términos de mercado, el precio se fija por la disponibilidad real de dólares a ser transados. Al país están ingresando menos dólares por exportaciones, dado que éstas cayeron a finales de mayo un 16 por ciento, según datos de
Al país le ha ido bien con su sistema de cambio flotante. La mejor muestra de las ventajas de este esquema ha sido la forma como ha podido acomodarse a las fluctuaciones de los mercados mundiales, sin crear distorsiones que luego ponen a las economías en una encrucijada con la necesidad de hacer ajustes radicales y costosos socialmente. Dos buenos ejemplos de estos desaciertos los tenemos en nuestros países vecinos, Venezuela y Ecuador.
Y si eso es más o menos lo que sucede con el dólar, podemos ver en el comportamiento de la inflación en mayo (0,01 por ciento, favorecida por una reducción en los alimentos y el transporte) que las cosas para la economía empiezan a recomponerse. Obviamente, si sumamos a esta buena nueva el manejo que ha hecho el Emisor de las tasas de interés.
Aún falta un semestre para calificar la economía, pero a pesar de que la crisis mundial está pasando la cuenta de cobro, al menos en inversión extranjera y exportaciones, en Colombia vemos unos indicadores favorables que nos hacen ser más optimistas.
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