Por Eduardo Herrera Berbel
El Colombiano, Medellín
Junio 5 de 2009
En efecto, fueron 34 meses de gestión en los cuales se conjugaron numerosas variables, un direccionamiento político estratégico efectivo del presidente Uribe y un liderazgo proactivo del ministro Santos que mostró temple y tesón, para asumir riesgos en decisiones operacionales de alto impacto político militar.
De la gestión del ministro Santos, también podría resaltarse el desarrollo de una idea estratégica que combinó una acción militar directa con una consolidación integral, soportada en una presencia más efectiva del Estado, con énfasis en el control territorial. Tuvo la habilidad de dejar de lado los esfuerzos coercitivos aislados de antaño, y trabajar un complemento político social de apoyo a la estrategia militar, y de amplia cobertura en regiones con presencia persistente de actores violentos.
En su administración, fueron formulados más de 28 proyectos, de los cuales cabe destacar: la nueva definición de roles y misiones de las fuerzas institucionales; la utilización de esquemas modernos en operaciones conjuntas; la revisión del sistema de educación del militar y policial; la creación del grupo social empresarial del sector defensa (GSDE), y los comandos conjuntos; la formulación de la política de derechos humanos; la aprobación de una ley de inteligencia que satisface exigencias modernas de derechos humanos, y cuenta con seguimiento y control político. Habría que sumar además, la sostenibilidad económica de la seguridad democrática y la radicación de un proyecto de ley de Seguridad y Defensa en el Congreso de
No hay antecedentes de operaciones tan relevantes en la historia de nuestras Fuerzas Armadas, como Fénix y Jaque. Es evidente hoy, la desarticulación del liderazgo de las Farc y del ELN; la recuperación de áreas base de influencia de grupos guerrilleros; la neutralización de corredores de movilidad, y los resultados en el desmantelamiento del comercio ilícito de drogas. En fin, ha sido calificado como el peor momento de la historia de las Farc.
A pesar de este balance tan positivo de la gestión del ministro Santos y su equipo de colaboradores, y el irreversible debilitamiento de las Farc y el ELN, estos grupos armados ilegales aún no están derrotados. Por el contrario, se observan unas Farc con una beligerancia armada in crescendo. No hay lugar para partes de victoria anticipados ni apaciguamiento alguno, más sí se presagia un proceso electoral muy alterado, con una consigna de los actores violentos de perturbar e influir negativamente en la percepción de seguridad, y dar un mensaje de que aún están vivos. En suma, buscarán capitalizar una victoria mediática con el solo hecho de decir el 7 de agosto de 2010: ¡Presente!
Las esperanzas de muchos colombianos continúan puestas en la seguridad democrática, cuya continuidad parecería estar garantizada con o sin reelección. Valdría la pena preguntarnos entonces: ¿la actual seguridad democrática será suficiente para alcanzar la victoria final? Excelente interrogante que habrá de resolver el nuevo ministro de Defensa nacional.
* Mayor General (r), Ejército Nacional
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