Editorial
El Tiempo, Bogotá
Junio 6 de 2009
El reconocimiento de este jurado internacional a El país de la canela -escogida entre 274 novelas provenientes de una veintena de países- se hace extensivo, asimismo, a la obra completa de un autor con un profundo dominio de la lengua castellana y que dedica años de preparación a sus escritos. Fruto de su sólida formación literaria, en donde pesa, de manera particular, el llamado Siglo de Oro, Ospina ha transitado con gran destreza a través de distintos géneros, como la poesía, el ensayo y la narrativa.
Fue la poesía la que lo hizo acreedor al Premio Nacional del Instituto Colombiano de Cultura en
Y como aquel que se propone experimentarlo todo primero antes de lanzarse al gran vacío, Ospina se sumerge en su siguiente etapa en la novela, ese "género favorito de la humanidad de nuestros tiempos, que tiene que ver con el triunfo de la idea del individuo en las sociedades occidentales", como él mismo lo ha expresado.
Ese salto al mundo de la ficción lo hizo, precisamente, desde su intención, que consiste en que hay que leer el presente conociendo el pasado. Así, proyectó una trilogía sobre la conquista del Nuevo Mundo, que tiene sus bases en su encuentro personal hace casi 20 años con las crónicas del poeta del siglo XVI Juan de Castellanos, que el autor colombiano plasmó en un ensayo titulado Las auroras de sangre, al que dedicó nueve años de trabajo.
"No es de extrañar -expresó el escritor esta semana- que las Crónicas de Indias sean el origen del realismo mágico." A lo que agregó: "Los españoles buscaban algo que creían perdido en Europa desde
De esos relatos cargados de ambición de poder y avaricia, propias de las conductas humanas destructivas que llegaban a América, nació Ursúa, el primer título del tríptico pintado en palabras, en el que narra la historia del conquistador español Pedro de Ursúa, fundador de la ciudad de Pamplona, en Norte de Santander.
Ospina continuó el abordaje de esos tiempos de brutal encuentro con El país de la canela, que cuenta las hazañas del descubrimiento del río Amazonas desde los ojos de un mestizo, hijo de un español y de una indígena. La visión de alguien que pertenece a esos dos mundos en contacto y choque "abarca las contradicciones de esa época con espíritu humanista, y asienta una ética de respeto a la cultura del otro", como lo afirmó el jurado. Ospina anunció que ya trabaja en La serpiente sin ojos, la obra que cierra este viaje histórico y que espera finalizar en un año y medio.
La distinción concedida al escritor colombiano con el Rómulo Gallegos lo pone en la misma galería de reconocidos autores latinoamericanos. El país de la canela ingresa, igualmente, al grupo de las grandes novelas colombianas y demuestra que la creación literaria en el país no solo goza de calidad internacional, sino también de un gran dinamismo.
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