jueves, 14 de mayo de 2009

La candidez del Departamento de Estado

 

Por Rafael Guarín

The New Herald, Miami

Mayo 13 de 2009

 

Hace unos días el Departamento de Estado publicó su informe ''Country Reports on Terrorism 2008''. Contiene un examen sobre las organizaciones terroristas y la actuación de los gobiernos en 142 estados. A pesar de las múltiples pruebas y de que el propio Comando Sur sabe de la confabulación del gobierno venezolano con las FARC y el ELN, no se incluyó a este país entre aquellos que patrocinan el terrorismo.

 

El asesinato de 8 soldados por parte de las FARC, en un ataque planificado y lanzado desde territorio venezolano, efectuado a finales de abril, colocó nuevamente el tema sobre la mesa. Aunque medios de comunicación y analistas se tragaron completo el anzuelo lanzado por Chávez y creyeron que su apoyo a las guerrillas ya estaba superado, no es así. A su manera, el propio teniente coronel lo reconoció. Hace un mes dijo que ''difícilmente alguien pueda decir que soy enemigo de las FARC. No soy su aliado ni su protector y tampoco su enemigo''. Ante la solicitud de ayuda de Uribe para que la Fuerza Armada Nacional venezolana persiguiera y capturara a los asesinos, evidenció que no lo hará porque eso involucraría a su país en el conflicto colombiano. Fue contundente, ''no valdrá presión de ningún tipo'' que lo obligue a combatirlas.

 

Pero en aras de expandir la ''revolución bolivariana'' y construir la ''patria grande'', Venezuela ya está involucrada en la situación colombiana. No se puede olvidar que el año pasado Chávez explicitó su apoyo a las guerrillas brindándoles cobertura política, propugnando por otorgarles estatus de beligerancia y ofreciéndoles financiación, que no se sabe si finalmente se concretó. Es conocido, además, el continuo flujo de munición y armamento, así como la complicidad frente a la instalación en Venezuela de campamentos guerrilleros, donde se mantienen secuestrados. En uno de ellos se esconde Iván Márquez, responsable del Bloque Caribe que asesinó a los soldados.

 

Sin embargo, en este tema el informe del Departamento de Estado lo trata con guantes de seda. Se equivoca gravemente en el diagnóstico al afirmar que es la simpatía ideológica de Chávez con las FARC y el ELN la razón que limita la ayuda a Colombia en la lucha contra el terrorismo, desconociendo que no se trata sólo de un problema de cooperación, sino de algo mucho más grave: complicidad con ambos grupos.

 

Las relaciones que mantiene con las FARC y el ELN no son humanitarias, tampoco improvisadas. Son una política del estado venezolano. La mejor prueba la proporciona el Departamento del Tesoro. En septiembre de 2008 incluyó en la llamada ''Lista Clinton'' a la mano derecha de Chávez, el ex ministro del interior Ramón Rodríguez Chacín, al igual que al director de Inteligencia Militar (DGIM) y al director de Servicios de Prevención e Inteligencia (DISIP). Los tres están implicados en actividades de narcotráfico relacionadas con las FARC. Según Adam J. Szubin, director de la la Oficina de Control de Activos Extranjeros, OFAC, ''armaron, patrocinaron y financiaron a las FARC''. Nadie puede pensar que los tres altos funcionarios realizaran esa labor si no fuera porque estaban ejecutando una política y cumpliendo órdenes de Chávez.

 

Pero el informe trae un monumento a la candidez. Afirma que Chávez cambió de rumbo al pedir públicamente la liberación incondicional de los secuestrados y decir que la lucha armada estaba fuera de lugar en América Latina. ¡Qué ingenuidad! Ambas declaraciones eran maniobras en una coyuntura en que se comenzaba a sentir la presión internacional. Con habilidad generaron esa percepción, cuando en realidad eran una distracción para quedarse en la misma posición.

 

No existe tal cambio. Por el contrario, el gobierno de Chávez ratificó la decisión de convertir el territorio venezolano en un refugio y en un espacio para que las FARC se organicen, realicen adoctrinamiento, propaganda y contactos clandestinos con otros gobiernos y organizaciones, bajo la mampara de la Coordinadora Continental Bolivariana, su brazo internacional. En marzo pasado, para conmemorar el aniversario de la muerte de Manuel Marulanda se inauguró en Caracas, con amplia publicidad, una ''Escuela de Formación'' de las FARC.

 

El gobierno de Obama debe estudiar con más seriedad el tema, no sea que la historia se repita. Rohan Gunaratna recuerda que aún después del primer atentado, en 1993, contra el World Trade Center, ''las autoridades norteamericanas cerraron los ojos ante la existencia de un entorno extremista dedicado a proporcionar personal y recursos para la yihad en distintas partes del mundo''. La atención la colocaron después de los carros bomba contra dos embajadas norteamericanas en el Cuerno de Africa. Ya era demasiado tarde.

 

 

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