jueves, 21 de enero de 2010

Haití y las armas inverosímiles de la conspiración

Editorial

El Universal, Cartagena

Enero 21 de 2010

La historia está llena de conspiraciones, pero está mucho más llena de teorías sobre conspiraciones, que intentan explicar hechos políticos, sociales o bélicos, no a partir de las causas conocidas o lógicas, sino como resultado de un complot secreto urdido por organizaciones poderosas e influyentes.

Los estadounidenses son los campeones mundiales de las teorías conspirativas, algunas de las cuales son demenciales. Una, por ejemplo, plantea que los atentados del 11 de septiembre fueron planeados por la administración de George W. Bush, para justificar las guerras contra Irak y Afganistán.

En la historia moderna y contemporánea, son legendarias la conspiración masónica, la dominación mundial por el sistema financiero que manejan los Illuminati, el ocultamiento de pruebas de la llegada de extraterrestres, las teorías sobre el asesinato de John F. Kennedy, la versión de que Elvis Presley está vivo, los virus creados y diseminados en el mundo, y la verdadera naturaleza del proyecto Haarp, supuestamente desarrollado para manipular fenómenos climáticos como huracanes en contra de países enemigos.

Esta última teoría, que la prensa responsable considera sólo una curiosidad absurda, la revivió el canal de televisión Vive, de la red de medios del gobierno de Venezuela, para “revelar” que la Flota Rusa del Norte comprobó que Estados Unidos logró avances enormes en sus “armas de terremotos” y que emplea dispositivos “que usan una tecnología de pulso, plasma y sónico electromagnético Tesla junto con bombas de ondas de choque”.

Añade que las “armas de terremotos” fueron experimentadas hace una semana en el Pacífico, sin consecuencias, y en el Caribe, provocando el terremoto de Haití.

Semejante despropósito, que sólo demuestra la demencia frenética de los fanáticos encargados de la propaganda en el régimen de Chávez, es parte de una ofensiva mediática contra las tropas estadounidenses en Haití, en proclamas repetidas literalmente por los presidentes Ortega, de Nicaragua; y Morales, de Bolivia.

“Estados Unidos usa la tragedia como pretexto para invadir militarmente Haití”, dijo Daniel Ortega hace dos días. “Quieren sacar provecho de esta tragedia para ocupar militarmente Haití”, dijo el martes Hugo Chávez. “No es posible que Estados Unidos use una desgracia natural para ocupar militarmente Haití”, repitió ayer Evo Morales.

Mientras tanto, el gobierno estadounidense anunció el envío de 2.000 infantes de marina más, para tratar de controlar la tensión creciente, haciendo eco de una preocupación que el presidente brasileño Lula le transmitiera a Obama, al ver que la misión de paz de la ONU no podía encargarse de la seguridad y de distribuir ayuda al mismo tiempo.

Lula decidió –incluso- enviar un contingente para apoyar la función de los militares estadounidenses, pero Chávez, ni Ortega, ni Morales creen por eso que su colega brasileño participa en la invasión militar que denuncian.

No hay dudas de que seguiremos asistiendo a una comedia diplomática larga por cuenta de Venezuela, cuya truculencia empieza a sobrepasar las fronteras de la razón.

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